Salieron dos huéspedes, un matrimonio de edad avanzada, ella entró y apretó el botón del tercero, trescientos doce era el número que la esperaba, es aquí, llamó discretamente a la puerta, diez minutos después ya estaba desnuda, a los quince gemía, a los dieciocho susurraba palabras de amor que ya no tenía necesidad de fingir, a los veinte comenzaba a perder la cabeza, a los veintiuno sintió que su cuerpo se desquiciaba de placer, a los veintidós gritó, Ahora, ahora, y cuando recuperó la conciencia, dijo, agotada y feliz, Aún lo veo todo blanco.

Ensayo sobre la ceguera, José Saramago.

Quiero dejar
de
deshojarme
los labios
...

De cuando en cuando, de vez en vez estoy más triste que alcantarilla descubierta. De cuando en cuando, de vez en vez, tengo alas más grandes que el camastrón. De cuando en cuando, de vez en vez, puedo hacer tierra, sembrar islas y sentirme feliz de emigrar. De cuando en cuando, de vez en vez, no importa nada y es más seguro aquí dentro con frío en las pestañas y las pijamas rosadas. De cuando en cuando, de vez en vez soy mía y no hay paz sin guerra.

Silvio Rodriguez - Pequeña Serenata Diurna


"Soy feliz"

Olivia Newton John - Parte de el - La sirenita song

Mi comiquita favorita de la infancia...

Yo no sabría cómo echar las cenizas en el río, cómo romper las notas las fotografías, quitarte de al lado de la cama, mirarme al espejo y no pensar en presente. No sabría cómo rellenarme, estaría en ausente. Olvidaría como pintar de nuevo, buscar futuros distintos, no sabría cómo es que se vive sola. Yo… quizás no podría continuar, pero tendría que hacerlo.

Entonces estamos los dos jugando a ser la ONU, en una paz disimulada de cuerpos extraños y sonrisas tatuadas.

A mitad de montaña tenemos mal de páramo, nos falta el aire y estamos mareados. Más bien somos como esquimales tratando de cruzar la ártica. Si se apaga el calor caemos estrepitosamente. Somos aficionados y empezamos de nuevo. Conquistar a fuerza de constancia no es mi meta. Meta es llegar a la cima y saber que soy la única que sabe como bajar.

Confieso...

...

...

La habitación es pequeña y oscura, si la hacemos grande agigantamos nuestros pesares. Se me ocurre una decoración minimalista por si nos ponemos bravitos no haya mucho que lanzar. Pensé en madera de pino para los estantes y la cocina - ¿Te gusta? – así el vidrio deja de hacer joya el rostro y amenazar con dormirme. Encontré una vajilla lindísima para el comedor, el vendedor me dijo que son eternos, yo creo dure mucho más de dos meses si acaso no jugamos a las escondidas con ellos. Dejé el tomate y el ají por lo de los celos y el ácido úrico. Compré cuchillos punta roma y un picatodo - ¿verdad, mi vida? – para qué dibujarnos heridas en el cuerpo si después las hacemos arte.

Adoro el no y todos los negativos que se archivan en la memoria. Incluso, no conozco otra manera de comenzar que clavarte rayitas, las que restan, en los dedos y detener lo aproximado. Crucificarte a punta de tristeza y saber así, que ni siquiera mirarás atrás.

Pinta. Pinta con todos los matices, sin razón, sin lógica.

Pinta y encontrarás la respuesta.

Reflexiones gourmet

Me toca cerrar ventanas, quitar el polvo y colocar cortinas nuevas. Hace rato que el cristal no deja pasar los olores ni ver los hechos en siluetas. Me cansé del sepia y del blanco – negro. De las cortinas de cuadritos, del matero con flores en las lumbreras. Insisto, voy en otras direcciones. Hacia la madera, el fogón y la leña. Por eso ya no cocino, nada sabe igual desde aquí.

Fotógrafo: AM

Me gusta traspasar el tiempo, el espacio, tocarte a distancia y saber que estás allí.

Cuando me vacío quedo con sabor a limonada sin azúcar, en blanco saboreando la nada. Con el olfato culpable de alcohol deseando la no existencia y con las manos ociosas haciendo desastres en el cuerpo, jugando a las tijeras y al abstracto. Yo sé muy bien como se hace, lo hago siempre cuando entre tanto el polvo sabe más en los labios que en el pasado. Se procede así. Se rompen las costuras, preferiblemente desde arriba, apartándose el cabello se van extrayendo: ideas, delirios, carcomías, conjuros, maldiciones, rabias, sentimientos, soledades, sonrisas, recuerdos, hígado, corazón, pulmones y con cuidado, uno a uno los huesos. Se procura estirar la piel y de repente soy una tela tendida en medio camino, con unas cuantas venas in- estructuradas. Entonces construyo castillos con los huesos, murallas con los dientes y hago soldaditos de los músculos, y disfruto creando ciudades de sentimientos que al cabo se hacen guerra con las rabias, después el cabello se hace nube que poco a poco hace combustión entre tanta guerra. Seguido, nacen ríos de la sangre, lanzo células como delfines en busca de mar y de los ojos globos que se van volando entre materia gris. Es divertido no existir, hacerse polvo, erosionarse, hacerse trizas y por último comprender que soy una pieza que no se arma.

Parajes

No soy yo la que mira desde afuera haciéndose cenizas, la que se entrega en dos platos y después recoge los cubiertos. Adentro hay más calor, la frialdad es la que mira complaciéndose de que esta vez él está del otro lado. No entendemos, no entendemos como es que desde acá se construye y se recogen los escombros, para después asomarnos desde la ventana.

No entiendo.

Hoy las nubes se pueden tocar, te inclinas de puntillas y la halas hacia ti. Parece que se tejen para ti y que el cielo está de luto dejando un huequito para tu entrada. Son como cigüeñas o trenes furtivos que están como centinelas esperándote y que te dicen “tómate tú tiempo”. Duele mucho verte partir sin siquiera poder mirar hacia tras, duele para los de acá que queremos sembrar vida en este tránsito sin saber que aquí se cultiva caña pero allá, a donde vas, allá nos sentamos… frescos, en sillas de extensión a tomarnos el guarapo.

Hay que llorar, sí. Pero eres tú quien va a un mejor concierto con entrada VIP. Sé que hay muchas cosas que han quedado sueltas, muchas palabras mudas en los labios, mucho pensar y pensar y no decir. Sin embargo, el silencio de hoy, es un silencio de certeza de que todo lo dicho está en el corazón.

Me despido de usted con una sonrisa grande, sé que allá con su familia será más grande. Aquí estaremos bien, ansiosos de llegar y tomarnos el guarapito a la orilla de la playa como hubiese querido.

Se le quiere mucho.

1 julio 1985

Hoy soy más niña que nunca