Wednesday, August 30, 2006

Conozco en casi todas sus formas la mudez de la política, los temas recurrentes, el servicio contratado de clientes y el saco de harina bajo el brazo con el cambio en los bolsillos. Hace rato se nos olvidaron las excusas para ser ciudadanos e inventamos la mejor, huir “porque esto no lo aguanta nadie”. Algunos les toca en aviones de papel.

Me gusta recordar

Olvido el olor de tus posturas
La sombra de tú boca
Y la síntesis de tú cuerpo

Olvido las raíces de tus manos
Las fábulas de tú lengua
Y tus sonrisas en sepia

Olvido el predicado de tú verbo
Tú presencia en mi espalda
Y el desfile de tus dedos

Olvido el arte de tú cielo
Las mentiras de tu pelvis
Y la fauna de tus ojos.

Olvido las maniobras de tus pies
Las extensiones de tú escudo
Y los dioses de tú ausencia

Te olvido
Y me acuerdo de mí.

Estoy sola.

Contratas el tiempo, te haces de carne y hueso y luego te pintas sobre papel. Juegas a ser lo que esperamos y siempre ganas, conoces a perfección las reglas de los fantasmas. Te hueles en el aire y todo es madera en ruinas. Es fácil preguntarte qué animal serás y de qué país vienes hoy, adoras ser de todos. Practicamos a los ilusionados, a los primeros auxilios, todo porque sabemos que podemos deshacernos y volvernos a reconstruir. No podemos hacernos daño con las manos. A veces te curo las cuencas vacías, soy dulce y te miro con futuro, te haces el héroe, el intelectual escondido, el sabelotodo discreto, te conviertes en conflicto y eres el personaje de mi historia. Me siento bien cuando me castigas con incertidumbre. ¿Desde cuándo te es tan fácil engañar?

Tuesday, August 29, 2006

Dentro hay muy poco. Hojas tiradas, un reloj disparejo y un trajín que no termina de cansar. Las paredes de esta casa crecen y siento que me hago más minúscula, que recrezco expulsando demonios y luego todo huele a limón. Sin centimetraje no soy nada, unos cuantos pasos al aire… sin aire. Todo lo he colocado en orden, despertarme a la hora, limpiar lo sucio y hasta lavarme el rostro. He visto cicatrices que no estaban allí, también me descubrí un secreto y todo huele más a paciencia. Tampoco han pasado muchos hombres, aquel que toca se convierte en nomo para aparecer en los ratos donde no hay aguardo. Mis uñas siguen cortas y sigo empeñada con el rojo. Todavía guardo el futuro en cofre y estoy muy confiada de la vida, por algo Roberto me dice que en algún momento me iré. Cuando encuentre el centro entonces estaré bien.

Quiero mi casa sobre roca


Sunday, August 27, 2006

A Pedro le encanta montarse detrás del camión de la coca-cola cuando pasa por la vereda, se siente como si volara – me dice - , el conductor no se da cuenta y él va paseando por todo el barrio alardeándole a Joseito, Andrés y Osito cuando lo ven pasar. Un día se le hizo tarde para bajarse y lo cacharon en la autopista, estaba aterrado. Carla ya no nos visita, camina cosida a su mamá. Parece que desde que conseguimos a la Sra. Josefa con tabaco en mano augurándole la vida a la vecina no nos tiene mucho aprecio, qué clase de servicio es ése que le da comezón mostrarlo. Carla extraña mucho el cariño, se le nota en los suspiros y en los brazos que no cansa de ofrecer. Son niños con lealtad a ser niños hasta las 8, de allí en adelante ante el mejor postor es fácil ser adulto, aunque se escapen a jugar pichas en los ratos libres. Por lo pronto, Osito se pasea en esa tentativa entre dejarse acariciar y entretenerse en los juegos o encarar que en casa no hay espacio para niños, por lo tanto es necesario que crezca en espacios rápidos. Para él es duro, también se le nota desde sus piernas que no se cansan de trepar huyendo de la tierra y en sus ojos que miran siempre hacia arriba. Ahora juegan a ser pandilla, a “ser grandes” y exaltarse entre ellos de la manera más fácil como se puede obtener respeto en el mundo de los grandes.

De repente, las calles comienzan a hacerse espaciosas y hay más vida, más bondad. Significa que casi no existe temblor en las pisadas ni miradas extrañas, a veces también significa mover las caderas con la salsa y aprenderse una que otra estrofa. La vida tiene otro tinte detrás de ese callejón, es como si se encendiera la ciudad sólo allí. Resulta como el concentrado de un país con sus vicios y virtudes. Un parque para niños con la inscripción “todo terreno” y sin seguro para las fracturas. La felicidad sí existe, es decir, existe bajo sus mutaciones.

Thursday, August 24, 2006



"Que el mundo tiende a desvanecer"

Andrés Cepeda








Mañana, cuando amanezca, tendrás las manos distintas.

Si supieras que sólo conservo la pintura en los labios y polvo en el rostro. Que no soy máscara de piel. Las bandejas de plata ya no se usan y olvidé cómo se dice hola en inglés. Pues conozco de todas el menor arte, la mejor astucia y la peor decepción, el no saber como mirarme cuando posas tus letras sobre mí. Me reduzco a tinta, a pintura bonita cuando rompes el umbral en esta hoja de papel. Estoy en todas partes, en el escalón más alto de mis entrañas, premio oculto de mí. Dibujo obra abstracta porque es más fácil destruirla cuando no veo el sentimiento, pintaré con otra técnica y dejaré atrás el temblor.

Volvimos al centro y no hicieron falta las cenizas, basta que mi lengua te haya susurrado – por allá no es -. No hacen falta los desamparados, las siluetas a oscuras, las pijamas colgadas, la cena servida ni mucho menos la tristeza de agosto. Poco a poco entendemos que construir es de dos, que no hay jaque mate ni victoria de uno. Recordamos el olvido a compás de sinsabores. Se hace soledad entre los dientes, murallas eclipsadas en paladar y trincheras en garganta sólo para no dejar salir la derrota.

Wednesday, August 23, 2006


Revolucionarios de lengua, traidores de bolsillo, estafadores de promesas, cursis de pensamiento, idolatras de la nada, mártires de la no patria, humildes de disfraz, salvadores de bandera, acomplejados de la historia, cómplices de tragedia, payasos de discurso, incompetentes cara dura, bolivarianos a fuerza, mujerzuelas de moneda. Todo eso dijo José y yo le dije – a veces hay que gritarlo -.


Wednesday, August 16, 2006



¡
Quedamos con hambre frente al banquete!



A veces dices estás solo, pero yo no comprendo cómo. ¿Será acaso como la de Roberta? Que de tanto sentirse sola, sola se quedó. A puesto tu vacío es de lo mucho, de lo poco que careces y de cuanto deseaste no tener. No comprendo tu ausencia, que se regala que se sirve en la mesa de la que todos comen que no sacia que perdura que se alimenta que brinca de nuevo se posiciona y deja sin aire, como esto. Porque conoces las costuras, ¿será José? ¿Será por eso? Porque sabes partir el pan y hacer que de uno coman todos, cual última cena, ¿será? Ay! Y yo, y yo ¿qué soy? Un tenedor que pincha, que prueba el bocadillo que saborea que cata en lo blanco que hace buches con el bocado que toma mordiscos de lo que ofreces adicta de la sal de la azúcar a veces de ésta gula y siempre siempre siempre… quedo tan vacía. ¿será José? ¿será que comí demasiado? Si es así, aparta este pan, los kilos que regalas y deja los carbohidratos y ofrece proteínas. ¡Por caridad!

Dado a la magnitud de mi desnudo, no estoy desnuda. Pero tomando en cuenta mi decencia, no soy decente. A pesar de la desgracia, soy desgraciada. Sí. Cuando me subo al escalón soy alta, pero no lo soy. Tomando en cuenta lo impenetrable, … me descubrí.

Monday, August 14, 2006

Les Luthiers - Vote a Ortega



A propósito de la fuga de Carlos Ortega, de los acontecimientos en Venezuela, de la elecciones presidenciales de diciembre 2006, de los intereses partidistas y de la hipnosis que nos envuelve.
Pensé en triturarme los sesos si me atrevía acaso a pronunciar tú nombre; mal escrito, mal definido y a veces maldito. Por así decirlo, esta vez tengo tuercas en las sandalias y las manos gastadas de atropellarte de frente. Tengo muchas cosas que decirte y pocas caras para empezar. A gritos mi boca calla el espejo inerte que eres de mi soledad. Aunque intento decírtelas, quedan implícitas en mis silencios, que son más miedo que otra clase de seriedad.

No he hecho nada para no verte; solitario, lleno de gente y venenoso. Por así decirlo, tengo monstruos que hipotecan cada paso que invento, y hoy con estas deudas no tengo mucho que apostar. De hecho no tengo ganas de empezar ni de terminar. No tengo ganas de nada. Incluso ni de acordarme del mal dibujado plan que hecho para ti a ojos cerrados. Me he convertido en una maltrecha muñeca de trapo, sin nudos finales.

Corté los dedos que tocaron tu pelo; lacio, desdeñado y tentador. Por así decirlo, tengo centinelas en mis manos y las llaves equivocadas para tus puertas. Me prohíbo algunos mundos, que sólo tú tienes por ser fruta de invierno, pero yo soy mujer de dos estaciones. Seca para los caminos ya trazados y lluviosos para unas cuantas letras.

Casi dejé de respirar para que no dejaras de rozarme; como pecado, miel y oscuro vicio. Por así decirlo, tengo cuencas vacías en mis ojos y huesos débiles para las decisiones. Soy homicida cuando las lozas de mi casa empiezan a temblar. Y comienzas a desbaratarme el cuarto. Pareces tener sentencia de muerte en las suelas, de he hecho, contando el día de hoy ya has muerto cinco veces.

Colgué mi nombre para parecernos; disímil, incongruente y necesario. Por así decirlo, tengo el anochecer en la espalda y tú en el pecho. A nosotros el sol nos despierta por puntos cardinales distintos. Le pertenezco al sol y tú a la luna.

19.9.05


Fotografía: Ivan Luengo
Practicó muchas veces la manera de hacer fuertes trazos sobre el lienzo… ¡Al fin lo logró!... ¿artista? Bah! Así la llamaban. Representante intensa del impresionismo, olvidada en el cuarto trasero dándole vida a pedazos de tela. Y algunos dicen que eso es vida.

Fue a tomar café a la parte trasera de la casa. Napoleón la miraba esperando que le contara una nueva idea. Tenían planes de construir una casa entre los dos, con lindos colores, el perro y las flores en el jardín. Nada había funcionado así. Siete años de espera, de concretizar planos, de esperar que las decisiones los llevaran tomados de la mano a firmar un crédito. A ese paso… las cosas no iban nada bien. África, se llama la renombrada artista, que se hacía feliz con los bolsillos vacíos. Fama… eso era lo que único que conservaba. El camino del matrimonio marchaba forzadamente. Golpes de copas y muchos sueños eras los recuerdos de Napoleón. ¿Y los hijos? Un vientre alquilado parecía más sano, para una mujer tan inestable como la suya.

Ramón se cansa de las discusiones en Globovisión, dice que tiene cojones pero que le faltan un poco más para adiestrarse a la democracia. Que ha escuchado muchas cosas, “Viva Rosales”, “Con el conde me resteo”, “el populismo está destruyendo el continente”, “me voy de Venezuela”, “malditos chavistas”, “malditos escualidos”, “viva el socialismo”, y muchos otros más. Ramón se graduó de gurú en el exterior en unas cuantas selvas, me ha dicho que el problema de Venezuela no es de ideología sino de principios. Y yo le creo. Que si todos actuáramos con principios no tendríamos a los hijos de puta que tenemos. Yo le dije - Ramón modera tus palabras - pero por dentro yo sabía que esa era la única (jiji) pero había que guardar la compostura. Le conté que mi tía Eugenia le parecía importante lo que yo pensara del país, me lo dijo cuando íbamos en el taxi camino a los Palos Grandes. Ramón dice que a mi edad pensamos que los viejos no saben nada de política y que la sangre nueva es la importante. – Naahh – le dije, pero por dentro sabía que en el algún momento lo había pensado.

- Mataron a otro – dijo Richard cuando llegué.

- Vino a quebrar al indio y lo quebraron a él – dijo entre risas y una pizca de sorpresa.

- ¿Trajiste los palitos chinos? – me preguntó.

- Sí, Richard – le dije.

- Te estábamos esperando – y sonrió.

Sunday, August 13, 2006



Estás de negro, cual luto. Gris y pálido con sabor a muerte. Encerrado con tres llaves y candado. De allí, no vuelves a salir.




No sabe. Ni siquiera sus manos que han tocado tanto, ni su lengua con pase a todas las estaciones, ni su cabello huésped de todo, ni sus piernas poseedoras del retoño. No sabe ni una milésima de él.

Tendría que dibujarme círculos de púas en el pecho y hacer obra abstracto con el cuerpo, satirizarme a más no poder, para pensar siquiera que no soy la que quiere venderse en cada saludo. Obligarme y tatuarme a letras que por encima mis pies, y después, el resto está demás. Incluso exiliarme en tierras oscuras, cual cura de adicción para no pensar, obligarme a callar. Encontrar que sin esas formas y caminos, veo el mismo espacio y hasta quizá más grande. Lanzarlo todo y hacer paisajes de ausencia con matices de silencio y pintar de nuevo, sin complejos, sin heridas, sin tú inseguridad que mata porque de resto callas para hacerte grande con el punto final. Me basta. Me basta el pasado, pintarlo de negro con cuchillos no es suficiente para hacerlo oscuro.

Saturday, August 12, 2006



It's been a long year
Since you've been gone
I've been alone here
I've grown old
I fall to pieces, I'm falling
Fell to pieces and I'm still falling

Fall to pieces, velvet revolver

Thursday, August 10, 2006



¿Callar significa también morir?





El amor sólo da de sí y anda recibe sino de sí mismo
El amor no posee, y no se deja poseer:
Porque el amor se basta a sí mismo.

Khalil Gibran, El profeta


En nuestras paredes acostumbrábamos a ver el reflejo de lo que nuestros pensamientos iban tallando en ellas. Sin siquiera darnos cuenta, quienes eran o son ciegos como nosotros ¿o como lo fuimos? Lograban ver lo que detrás de tantas alusiones no era más que un cuerpo desnudo. Muerte, destrucción ¿cuántas cosas no hacen falta para un buen poema? ¿Perdimos esas cosas? ¿Las perdimos? Muchas de ellas parecen haberse quedado atrás y claman aun por nuestros cuerpos.

Claman aun por nuestros cuerpos, ¿no los escuchas? Son gritos y gemidos… ya yo no los puedo ver, junto a ella siento aquel plectro. Lo llamé, la llamé pero no quiere oírme. Se revive a cada instante cuando la pienso, y cuando logro transformarla en letras pareciera bailar.

Sucede que cuando no hay silencios, ni pasillos sin nombre, ni divagases absortos… nada llega a estas páginas. Y las palabras bonitas parecen estúpidas. Nos conocimos en este blanco y cuando me siento aquí, sólo recuerdo la tristeza que me impulsaba a arañar estas páginas con un puñado de preguntas. Sonreía como un enfermo cuando podía producir algo que reprodujera soledad, más más de lo que quería, porque de alguna manera estaba engrosando este libro, del cual me sentía orgullosa. Hay quienes nos gusta disimular.

Nada me garantiza que no volveré a estas calles, camino por estas cuadras y en cada esquina me aseguro de recordar el camino. Es necesario que tú camines por tus calles y yo por las mías, sé que como siempre nos veremos en la próxima cuadra para contarnos reiteradamente lo que estuvimos viendo. Si nos perdemos nos vemos en la casa de los botones de flores ¿la recuerdas? Probablemente tengamos que devolvernos porque ya la habremos dejado atrás. Tú con tus manos vacías porque no te gusta cargar con nada, yo con un poco menos llenas, pero siempre dejando huella en las paredes, quizás lo hacemos para no perdernos.

Detrás de esto se siguen escondiendo nuestros cuerpos desnudos, nos decimos al oído cosas que en un lenguaje extraño no logramos entender, pero es arte del desnudo perpetuar las siluetas a tientas. Disculpa por haberte inmiscuido en esto, pero aun así, ha sido muy grato.

9.01.03


Esta vez soy yo MUY YO



Wednesday, August 09, 2006


Se habló mucho de los pobres y tan poco de nuestra pobreza


Quise aprovecharme de la tía Carola, la que es igual a la tía Eugenia a diferencia de que Carola se cree Teresa de Calcuta. La tía Carola tiene una historia catastrófica. El Prozac no le hizo efecto y se cambió al recetario de las misas en la candelaria, a las clases de inglés en el 23 de enero y al sentimiento revolucionario – como dice ella – de corazón. Amar a Chávez en secreto le costó los almuerzos en las mercedes y los chinos de La Florida, las salidas al círculo militar a tomar Cubalibre y de vez en cuando los paseos al bowling con los sobrinos. Desde entonces tiene a Dios agarrado por la chiva con una vida abnegada a la pobreza – a juro – y unas oraciones que de vez en cuando arden en la paila del infierno.


En este país Carola ha aprendido a llevar la ideología con decencia. A morir de vez en cuando con la libertad de expresión - coartada por la misma “población civil”- y otras veces a hacerse la mojigata cuando tiene que agarrar el tren rumbo a la Trinidad. El tinte político la ha hecho multicolor para poder ganarse el pan y un poco del portal del cielo en VTV. Con un poco de “malditos los Yanquis” puedes obtener una franela y se agregas un poco más hasta la gorra, y es que en la IV y en la V esto sigue siendo la misma vaina.


El regreso a Canadá fue un aterrizaje forzoso para los planes de mi tía. Un matrimonio fracasado, un vientre sin frutos, y un claustro en los monjes trapenses hicieron lo necesario para una próxima beatificación con las cartas de algunos alumnos judíos, que sin creer confían en las palabras de Carola. La familia le dio la espalda. Más, ella misma se ayudó con unos cuantos ataques de manía lo cual les confirmó a sus hermanos que Chávez la había endemoniado y convertido en otra. Porque según ella no ha entendido que a los pobres hay que quererlos pero de- le-ji-to.


En consecuencia los tíos del este no se acercan al oeste porque la marea roja ha inundado Sabana Grande “que era un paseo taaan lindo” (este es el cliché de la familia). Farmatodo, MacDonal’s, Zara, el Central Madeirense, y Beco hacen las veces de una vida estable y sobre todo, segura. Mientras menos roce mejor, pero eso sí “viva la tolerancia” que es lo que le hace falta al país, repite tío Jesús a cada instante mientras termina de pagar el kiwi.


Carola sigue yendo al barrio a dar clases de inglés, al cine de la Previsora a ver cine independiente – uno de lo mejores (no puedo decir menos) - y conservando su gusto exquisito por el arte. Del otro lado: el gusto por Miami, por los platos internacionales y Aló Ciudadano. Mientras, yo disfruto por el temor absurdo que tienen los tíos por el rojo de mi cabello tan parecido al de la tía Carola.

Saturday, August 05, 2006

Aún quiero rescatarte. Hacerme la altruista, construir castillos de beneficencia y que me repitas –incesantemente- que es por mí que vives aunque no quiera conservarte. Sí, Juan dice que mejor me vaya a la mierda con mis instintos maternales. Pero aún quiero ser dañina, terriblemente cínica y no curarme por dentro, aunque por fuera lo desee con todas las vísceras.

Friday, August 04, 2006

Respuesta de una ella

Te has despertado antes pero te haces la que duerme, observas lo envejecido de la madera en contrapicado. Lo miras de a poco y él te ve como los fotógrafos al objetivo. Te das cuenta que eres todo y que en la penumbra parece más sensual. Piensas que allí su orgullo no es tan fuerte, es tuyo y tú lo sabes. Recuerdas cuando no comprendió porque apenas aprendía a ser hombre. Estás tenue a medio brillar, dibujada junto a él por los cuerpos que en media catástrofe encontraron rescate. Ahora te es extraño y te dejas tocar. Te preguntas qué entiende por amor y admites sin decirle nada que le apeteces, pero sabes que para él el amor sólo vale la pena cuando se transforma en futuro, aunque de ese venir sólo quede cansancio. Sabes que te irás en pocas horas, que no dirás adiós y que mirarás al frente sin pesar en la espalda ni recuerdo. Ahora no sientes nada y estás vacía, con la imagen aquella cuando te dijo - …, no sé amar - .


Te has despertado temprano y observas por primera vez el rojo de los tejados erguidos. La miras dormir, no puedes dejar de mirarla, en realidad la contemplas como los marinos desde los barcos lo hacen con la isla. Te das cuenta de su cara filtrada por un rayo de sol que se mete por la persiana. Piensas que ahí sus sentimientos no son tan profundos, es tuya y es frágil. Recuerdas cuando dijo que no puedes comprender el sufrimiento por haberse hecho mujer tan pronto. Éstas con la luz apagada apenas, extenuado junto a ella por los cuerpos que cayeron rendidos uno sobre otro. Ahora su alma te es familiar y le miras el vientre. Te preguntas Cual es el sentido de la resistencia y admites sin decirle nada sientes celos de los hombres que la aman, pero sabes que para ella el amor sólo vale la pena cuando se trasforma en placer, aunque deje la desnudez desamparada. Sabes que en unas horas deberán de despedirse y te quedarás mirando en silencio como se pone los lentes oscuros y la pierdes. Ahora traes en la tripa la sensación de su espalda y las ganas en punta, con la imagen aquella cuando te dijo – quédate ahí boca arriba sin moverte, te voy a enseñar a vivir- .

A. Mundaca

Eugenia no tuvo hijos, lo que automáticamente me convirtió en su proyecto de hija. Entonces la calle era muy ruda, yo demasiado tonta para ella, no conocía el mundo, ni la calle, ni la maldad, ni lo horrible que podría ser residir en él, al final sentenciaba: Ainsi la vie, en un francés rudimentario. Conociendo su afán de madre, prestaba atención con aire interesado a las lecciones de vida de la tía Eugenía aun cuando tenía que hacer esfuerzos por sacar algo fructífero de las letanías de la tía.

Entonces – también – Caracas era Caracas y el resto monte y culebra. “Porque en los pueblos, hija, la vivienda es más económica por sus costumbres”, nada tenía que ver – por supuesto – Yo insistía “Tía, Maturín ya no es un pueblo”. Pero era inútil, para el centro los aledaños siempre son “caseríos”. Todos añorábamos que consiguiera el príncipe azul de Mónaco o de alguna legión, pero eso sí, de sangre azul. Eugenia siempre ha pensado, porque lo dicen las cartas – el tabaco – el café – la bola de cristal y el kino, que se casará con un príncipe y será millonaria. Claro después de tanto, es decir, de haberse ganado el cielo con la abuela, no era para menos. Estaba convencida que cuidar a su madre por tantos años habría de proporcionarle la Suite presidencial en el sky hotel y que el mismo Jesucristo la recibiría en brazos. “No se puede ser católico de la boca para afuera, hija” y después continuaba dándome aprendizajes a punta de criticar al resto de la familia. Pero era buena, buena y peculiar sólo a su estilo, como esas identidades a las que no se escucha pero que definitivamente – y sólo por ser familia – se le tiene cariño.

Tuesday, August 01, 2006

Puntos de vista
¿Te agrada la distancia? - ¿Así está bien? – Pienso que a estos kilómetros seremos felices, con las raíces colgando y con machete en mano si se nos hacen largas. - ¿Me extrañas? – No tienes que fingir. Ayer fui al teatro y pensé en ti, quizás porque siempre te he pensado así, entre una y otra butaca, sentado al lado leyendo García Márquez. Tocaron piezas de Bagdad, ¿sabes? Y casi me sentí en medio oriente tumbada entre uno y otro tanque fumando pólvora. Fue extraño, no tanto como el domingo cuando dejé a Omar en la montaña con los ojos encandilados y ansiosos de ciudad, se quería venir conmigo pero es muy pequeño, y yo sigo creyendo que la montaña es lo mejor para él. Aquí no se anda descalzo, ni se come mango en las sillas de bambú ni hace frío cuando las nubes comienzan a bajar, ni encontrará la sabiduría como en esa casa.

¿Nos dejamos un rato? Tengo ganas de comer chocolate con papas fritas. ¿Tú qué quieres? ¿Dejarme? Rodrigo piensa es mejor me vaya fuera del país, a aprender como es que no se siembra en ningún lado y se es feliz. Sin pasado, sin remordimiento y feliz de que algo bueno – o malo – sucederá. Pero sucederá ¿no es cierto?

Mientras, Te quiero. ¿Lo sabes, no? Voy a comer papas y a no pensar.

Falto to

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...