Saturday, October 28, 2006

AP
www.20minutos.es
Voy a cambiarle la fachada a esta casa
Pues no me gusta verla triste y agrietada
Sé que es muy grande y que tal vez
Me tome tiempo verla bien
Voy a pintarla de color verde esperanza

Aunque se me pierda la fe
Tantos temblores que se ven
Y cuando veo algún amigo que se agarra
Con sus dos manos de un pincel
Para ayudar y componer
Se ve más luz en el cristal de la ventana

Alma
Lo que le falta es alma
Sé que es difícil ver paredes lesionadas
Y si no creo en mí creer
Y si no arriesgo en mí crecer
Dígame quien le va a cambiar esa fachada


Andrés Cepeda

Friday, October 27, 2006


Garfunkel
Eclesiastés 3, 1-15
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.

He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.


(Gracias Pily)

Thursday, October 26, 2006

Zongolica, Veracruz, México.
Foto: Antonio Mundaca
Me siento voraz. Con las agallas como para devorar gente y hacerlas papel. Como para succionarles la historia y hacer más historia

Sunday, October 22, 2006


Trevor Cornilliac

Me pesa la nada en los tímpanos. Apareces y te vas dejando sin luz a los postes, sin semáforo a las avenidas. No pretendes al caos pero lo consigues fácil. Antes que inventarás tus sueños yo sembré los míos, los cultivé con acentos, signos de admiración y mucha historia de ti. ¡Que quede claro! Que quede claro que nos hacemos inmuebles expropiados, que reinventamos la historia, que nunca dijimos nada de la trama que ocultamos del otro lado de la cerca. No ha sido fácil el quebranto, las rutinas familiares y las caras extrañas a las que, después de tantos años, no entiendo, no me acostumbro ni reconozco. Será porque me gusta jugar a lo derecho.

Si se nos cruzan los mensajes, la tecnología de punta para las causalidades y el destino insegurísimo en cartas de e-mail, pues le damos. Que se caiga la luz, la electricidad de los semáforos y la claridad de los postes, pero pretendamos entonces ser felices acuestas de la felicidad. Porque nunca atrás fue mejor que adelante, sólo que del otro lado de la cuerda se ve mejor.


Mercedes Muniagurria

“Todavía camino y levanto polvo”

Maribel no aparenta sus casi 5 décadas. No hay ápice de timidez en su escote ni en sus manos ávidas de dramatizarlo todo. Un lápiz detrás de la oreja, bocetos, una máquina de coser y una Belmont, es lo que requiere para contar su historia.

Clavel Rangel

Resulta que mi mamá lavaba y planchaba en una casa, el niño de la casa que era mi papá, la engatusó. Mi mamá se vino para Puerto la Cruz y allí conoció a un señor. Entonces él me reconoce como su hija. Okey, me crió, me dio los estudios, pero era un señor muy agresivo. Por eso soy una mujer muy nerviosa.

Era muy buena alumna porque no salía a joder por allí, nada. Mi mamá tuvo que dejarlo porque la golpeaba. Tuvo 6 hijos con él. Le dio una gorpisa a mi mamá que no se me olvida. Estaba borracho y quería que mi mamá tuviera relaciones con él en ese momentico. Lo agarré, le quité la correa y correa con él. Le marqué la hebilla. A mi abuela, su mamá, también la golpeaba.

No te digo, ese señor está muerto y yo odio todavía lo odio. Y nosotros tenemos que cobrar una herencia, mis hermanos dicen que yo tengo que perdonarlo para que no las den chama –risas-. ¡Y una herencia de 127 millones! Mi mamá estaba flaquita. Ahora es que habla, se destapó pues, se liberó.

La lengua es el castigo del cuerpo

A los 17 años comencé a trabajar en Gina. Desde pequeña me gustaba hacer mi ropa. Yo la hacía a mano. Mi mamá habló con unos tipos y le hicieron la casita de INAVI en un terreno que le vendió mi tía Mocha. Mi papá 1 año antes de morirse se casó con otra. Me fui a ver a con una tipa y me dijo: “esa mujer le tiene un trabajo debajo de una mata de mango pero ya eso lo sellaron y por eso se está pudriendo”.

Yo era muy viajera, me fastidiaba en un solo sitio, era libre como una mariposa, como dicen que los virgos son libres. En ése ir y venir me consigo con un odontólogo que estaba bien bueno. Yo tenía 20 años. Mi mamá me decía: “Te van a venir cogiendo poray y no te vas a dar cuenta”. “A mí me coge él que yo quiera no el que quiera” le decía yo. Y como dicen, la lengua es el castigo del cuerpo. Así fue.

Bueno total, llegamos a su casa. Bonita la casa, porque yo antes me codeaba con gente de caché. Vieras una foto que tengo por allí con Fernando Carrillo, él no se acordará de mí pero yo sí me acuerdo. Bueno cuando yo me despierto estaba en la cama, desnuda y cogía. Él me sedó pa’ poderme coger, y así me lo dijo. Mira yo me volví loca de rabia. – Enciende un cigarro, “¡Señora Maribel!” se escucha a los lejos, “es el turco” dice ella riéndose en voz baja “pero no tengo rial”- .

Bueno cuando me entero que estoy embarazada no hallaba como decírselo a mi mamá. Mi mamá me dijo: “¿Y cuál es el problema? yo también estoy embarazada”. “¿Qué?” -le dije-“¿Del pelao?” Mi mamá se enamoró de un carajito. Tenía 17 y mi mamá 43. En vez de mi mamá formarme un merequetengue yo se lo formé a ella.

Me molesté, agarré mis corotos y me fui pa’ caracas a una pensión. Allí trabaja en una colchonería en Sabana Grande. Cuando me faltaban 2 semanas para dar a luz me vine para Puerto la Cruz. Seguí trabajando en la zapatería. Conocí el papá de mi segundo hijo, de Leonar. Un catirote, buenmosote, con los ojos verdes. Venía pasaba dos días y se iba a trabajar, bueno eso era lo que yo creía porque de repente descubro que el tipo es casado. Se fue Carlos. Yo no sabía que estaba preñá.

¡Ay Mana!

Me retiré de la zapatería porque me ofrecieron un trabajo que me iban a pagar más. Conocí a un negrito, era muy educado, era barman. Estaba bien bueno el negro, estuve de novia como 1 año cuando entonces descubro que el tipo es gay. Cuando se tomaba las cervezas le gustaba que se lo puyaran.

¡Ay mana! -se muerde las uñas y lanza la colilla- El negro me compró hasta un anillo de compromiso, por primera vez un hombre me pide la mano. Me fui para su trabajo caminando, llegué allá y le dije: “Hoy tú me coges porque me coges”. Llegamos al motel, me quité la ropa y él parao. Bueno ese hombre no levantó ni una ceja. Y yo estaba buena, porque estaba jovencita, y lo toqué por aquí por allá, le hice aquello lo otro, y nada. Le dije: “¡Viste! que sí eres marico”.

Me cambio de la panadería para una pizzería. Entonces yo tenía 28 años. Me presentan al lunchero y le digo: “Ujum, cara seria culo rochelero”. Yo era pasadísima. Y bueno en verdad era así, sí tenía culo rochelero. En verdad yo fui la que lo enamoró a él. Nos empatamos, el hombre fino, buenísimo. Nos fuimos a casa de mi mamá. Allí ya yo estaba embarazada de Cristhian, y no trabajé más. Mi mamá me regaló esta máquina, costó 19 mil bolívares.

Tenía 19 años con él. Hasta que una vez encuentro a Raúl con el hermano de una amiga mía en la parte de atrás de la casa, cuando yo entro veo que Raúl le pasaba la mano por el pecho e iba bajando y bajando hasta que le tocó abajo. “¡Qué!¿Tú eres marico Raúl?” le grité yo. Nos separamos de cuerpo, me quería quitar la casa.

Los negros ni pa’ rodapié

Después un amigo de Raúl empezó a enamorarme. A mí no me gustaban los negros ni pa` rodapié. Se llamaba Armando, eso sí que era bueno para convencer a las mujeres. Me convenció para ir a Margarita y a las cinco ya estábamos en Puerto la Cruz de regreso.

Se paró en frente del motel, entramos en la habitación y… -suspira, toma un silencio, se sonroja y se ríe - Se ventaron todas las estrellas. No lo voy a negar, yo veía estrellitas, es el mejor amante que he tenido. Ese hombre -se perdona conmigo- me hizo llegar 2, 3 y hasta 4 veces, veía mares. Eso me enamoró.

Yo tenía 39 años. Nació mi nieta y la fui a conocer. Cuál es mi sorpresa, él hombre aparece otra vez. Al día siguiente me llamó. Fuimos al motel y ¡Ay dios! –suspira, se queda aletargada -. Eso era muy divino. Yo me puse insaciable. Me volvió como loca. Peleé con todo el mundo, mis hermanos me quitaron el habla.

Di a luz a los 44 años, cuando tenía 45 nos separamos. Se fue por una más joven. Ya mi hija se había muerto. -Llega un hombre, le da un beso “¿Tan tempranero?” dice ella. Enmudece. Mira a los lados, baja el tono de voz y enciende otro cigarro-.

Sufro mucho de nostalgia

A veces pienso que todavía estoy enamorada de él, gracias a mi hija no me maté. ¡Ay! Pero eso no lo cuento. Me vine pa` Puerto Ordaz y conocí a éste -señala con la boca el otro cuarto-. Él ha tenido una vida más perra que la mía. Yo le he enseñado a hablar, a ser educado como yo. Siento que es un trabajo, una misión. No sé. Yo siento que tengo una cajita hueca dentro después de Armando. –Da una bocanada al cigarro y se queda pensativa. Ya no dramatiza con brillo en los ojos, poco a poco se va apagando -.

El problema es que Armando todavía me busca – enmudece por un rato. Entra miguel y cambia el tema, comienza a coser en la máquina -. Con Miguel yo me siento otra, no soy yo, pero sí, soy otra. Todavía camino y levanto polvo. Sufro mucho de nostalgia. Ya tengo 20 años cosiendo...esta maquinita me ha salido buena.


Wednesday, October 18, 2006

Me gustan los secretos escondidos en la barbilla re-besada. Que somos magnates con cientos de activos y pasivos apostados al cuerpo, y al adentro. Que poseo tu nariz, que me aventaja el sueño, las fronteras y la exiliación de mis brazos amarrados a tu sombra. Tu espalda sigue siendo territorio conquistado con demasiadas banderas, pero me siguen invadiendo tus dedos-cuchillos para desgarrar la cubierta. Eres perfecto sin rostro, sin las manías de las manos ni las costumbres al caminar. Disfrutas ser el misterio encendido que traza caminos para beneficio suyo sin dibujar retorno. Siempre hay regreso, aunque yo termine perdiendo en bolsillos poderosos de sonrisas.

Tuesday, October 17, 2006

V

Supongo que ahora me toca contar de los amores de “Isabelita” que aun después de que las canas invadieran, el diminutivo era el modo favorito de llamarle. En cierta parte porque nunca perdió los pucheros, ni los ojos de corderito, ni aquella complaciente manera de persuadir con las manos. La vejez siempre acentúa la profundidad en la mirada y las conductas retrogradas. El fin casi siempre es como el comienzo.

Isabelita llegó a la adolescencia prematuramente, a los 9 años ya soñaba con el hijo de la señora de los pastelitos y hablaba de los hombres con una propiedad sorprendente. En realidad poseía una memoria auditiva envidiable y se aprendía al pelo los discursos de Consuelo. A los 16 la moral fue un concepto vago. Ricardo siempre fue un amor platónico de 5 segundos. La relación duró 2 años hasta el día que Isabel decidió terminar con aquello, relación que Ricardo desconocía por completo.

Pronto pasó del platonismo a los ojos estrellados, a los estados meditabundos y desquiciantes de una adolescencia rosada, marcada por los restos de las historias novelescas que inventaba para Barbie y Ken. Eduardo fue distinto. La miraba con cautela cuidando no encontrar las miradas que siempre terminan delatando, pero pocas veces lo conseguía porque el 95 % del tiempo Isabel pasaba horas detallándolo en una clase de conjuro que había escuchado en Morichalito. La magia rezaba: “mírale la oreja, volteará y no fallará”. A su edad, el horóscopo y los embrujos tomaban mucho sentido en la ciudad.

Eduardo era un muchacho lento. Lento con todo. Con manos, labios, cabello y gestos pero desbordante en ternura. Un día Isabel se cansó de esperar y tal cual como vio en la televisión hizo lo que llaman una ofensiva exitosa. De inmediato abandonó las conductas pasivas para dedicarse a la persecución agresiva. Se apoderó de Eduardo con una pasión desbordante que sólo heredaron las mujeres del linaje de Consuelo.

Sin embargo, Eduardo no significó más que un diagnóstico, que años después, le daría un doctor de la cabeza de nombre extranjero. El médico le había dicho que lo ocurrido era algo llamado Complejo de Alicia, o Electra, o una mujer de esas y que para revertirlo tenía que trabajar un estilo de terapia novedoso de juegos con el cuerpo. Isabel, a sus 22 años, con tal de quitarse al trastorno de Alicia, o Electra, o una mujer de esas expondría al curandero lo que había aprendido con las manos.

Pasados 9 meses de salvajes terapias, el doctor, con el último suspiro de su miembro, la diagnosticó completamente curada.

Sunday, October 08, 2006

Recuerdo que la vida era distinta cuando e incluso más feliz cuando el norte estaba allá arribota sin costados, entonces me topé con las realidades del sur que se desvanecían a mis lados, que la ciudad se agigantaba entre sus entrañas sin agua, entre ríos y muertos de sed. Todo se complicó. Había que apostar por algo, te das cuenta que si apuestas a la gente es por completo, sin dobleces, sin titubeos y con absoluta fe. El norte cambia, y creces con la ciudad que no para de sangrar por las venas que no alcanzan. Que todos quieren latir y que ya no alcanzan los pormenores para tanta necesidad, se complica la vida entre mutaciones de problemas que no se definen en libros de planificación organizacional. Te toca crecer con la fe en las manos, te toca decidirte la vida con tacones o sin ellos.

Vendedor de la calle, Tan Chau, Vietnam, 2001
Don Rypka


"Quien estudia consigue un trabajo mejor. Yo quiero estudiar"

José Enrique alias "osito". 9 años

“Yo estoy interesado en opciones que van más allá de eso”

Guillermo Van aprendió el sentido del evangelio con la gente y para la gente. Su cabello plateado y ojos azulados dicen poco de lo mucho que ha luchado. Ha sido defensor de los derechos sindicales de los obreros y actualmente defensor de la cultura warao por 8 años en el relleno sanitario de Ciudad Guayana, Cambalache. Reside en los adentros del barrio Buenaventura en San Felix, donde usualmente nos reunimos. Una tarde me contó esto.

La mayoría de las personas no son capaces de escuchar. Como humanos siempre tenemos un filtro, sólo escuchamos lo que deseamos escuchar, pero al final, después de quitar el filtro, aceptas que eres igual a otros. Nosotros nos hemos reubicado con la gente – Calama-. Descubrir la dignidad humana no se hace a través de la palabra sino se siente. Cuando entras en el mundo obrero, allí descubres la vida.

Aprendí que los pobres deben sentirse en casa en la iglesia, por eso la iglesia debe abrirse. Nosotros trabajamos perteneciendo a la iglesia, nunca me he salido. El evangelio exige mucho más, que te acerques a la gente, pero amar significa incorporarte. Yo estoy interesado en opciones que van más allá de eso. Me decidí por opciones que están más cerca de la gente, lo que implica trabajar y vivir como ellos sin pensiones que te garanticen estabilidad.

Yo me hice sacerdote en la congregación Sagrado Corazón de Jesús, porque mi tío estaba en eso y yo lo seguí. Desde Holanda nos enviaron a Chile en tiempos de Allende. Descubrí en la familia de un comunista que todo esto se trataba de algo más. Ellos vivían en ese pueblo, en Calama, de sacar piedras del río. A mí me encargaron de una parroquia y como siempre, los domingos iba a dar la misa. Un día este señor me agarró y me dijo: “muy bonito, tú tienes todo asegurado, la comida caliente y piensas venir aquí a darnos algo, yo te propongo que este domingo nos unamos todos para construir el puente”. Él se refería al puente que había que cruzar sobre el río, que eran unas pequeñas tablas, ya casi todos los niños cuando iban al colegio habían caído al río, y cuando había un enfermo era muy difícil salir. En fin que acepté la propuesta, y el domingo todas las iglesias que por lo general acostumbrábamos a pelearnos por los “discípulos” trabajamos juntos sudando todo el día batiendo cemento. Y construimos el puente.

Poco a poco me di cuenta de la verdadera necesidad. Un día tuve que bautizar a un niño que tenía dos días de muerto, y esa vaina olía terrible pero no se podía enterrar sin bautizar. Tu sabes la gente con sus creencias… y yo, pues me habían enseñado para cumplir. Aquello que olía horrible estaba adornado con flores, angelitos todas esas cosas que la gente pone. Y yo celebré el bautizo, toda la gente con la ropa y después la fiesta como si no pasara nada. Más tarde se lo llevaron en un cajón para enterrarlo. Yo vi tantas cosas… hasta en el mismo templo de la parroquia que eran grandota. Cada semana había que bautizar niños y celebrar matrimonios, te vuelves un autómata donde metes moneda y obtienes sacramento. Allí mi rebeldía fue creciendo poco a poco. Llamé al obispo y le dije que no iba a celebrar más nada, y que si él quería se encargara él.

Era la época de Allende, donde había demasiada hipocresía por parte de la derecha, igualito que aquí. A mi parroquia iba un general y pasaba con su señora con aquellos sombreros, mostrando la ropa paseaban por toda la iglesia y se sentaban frente al altar. Yo ya estaba arrecho con el general y un día le dije que respetara la iglesia, que allá la gente iba era a adorar no para ser adorados. Él se puso rojo y unas mujeres hasta lloraron porque el padre se estaba metiendo en política. Era absurdo porque todo el ambiente era político. Al terminar la misa me dijeron que él me estaba esperando afuera, como buen macho con su carro a unos pocos metros de él. Él era latifundista, casi todos sus obreros vivían en barracas. Me dijo: “te voy a sacar del país, tú no eres un cura” yo le dije “menos mal que no eres del gobierno”. Me repitió “usted se ha metido en mi vida y eso no lo acepto” yo le dije: “entonces para qué vienes a la iglesia”. Le propuse que trabajáramos en su latifundio, igual que los demás y así aprender a amar al otro. Se quedó callado, se fue y se acabó el alboroto.

Entonces mis compañeros y yo construimos una barraca, fuimos a buscar trabajo a ganarnos el pan como todo el mundo, renunciamos a las funciones sacerdotales por así decirlo. Nos hicimos obreros. Años después me mandaron para Venezuela, aquí siempre he trabajado de obrero en las empresas básicas y ahora estoy jubilado.

Hace dos años volví a Chile porque mi hermano cumplía 25 años de casado. Ubiqué el barrio donde nosotros vivíamos. Fuimos a saludar a la gente después de 33 años y me recocieron, esa es gente que sí sabe hacerte saber que te aman. Entré a la casa y había una cosa curiosa. Una señora, amiga mía, me agarró a besos, abrazos y todo, pero a ella no le servía un brazo. Empezó a gritar: “si me sirve si me sirve”, yo me reí mucho y le dije: “pa’ que veas chica anda a hacer café”. Ellos pensaban que yo había muerto por como había desaparecido. Me contaron su historia, 17 años durante la dictadura de Pinochet sin trabajo nada más por ser allendistas.

En Chile descubrí como amar un pueblo. Uno como cura está formado para predicar no para amar, entonces te conviertes en un funcionario más.

Yo pienso que si hay tanto que decir en la iglesia, eso hay que vivirlo no predicarlo. Esta gente sabe mucho más del evangelio que los que la predican.

Wednesday, October 04, 2006

Ahora tienes esa fiebre en las costillas de llamarlo todo piedad, como cuando te involucras desde adentro y sé y sabemos que nos hacemos el favor ambos. Desde hace tiempo también me da por llamarlo todo libertad y por aprisionarme los pies con sandalias como dice Lesly. Sé que por afuera pero más por adentro que descalza y sin voz dejaría mucho y más. Entonces pasa lo que le pasa a los que se temen a sí mismos: reglas perfectas, estándares oxidados, impuntualidad sin querer y muchas disculpas. Cuando en realidad es más fácil mandar todo al carajo. Por allí dicen que es más fácil con ojos nocturnos, mas sé que esto no se trata de la dureza de la vida ni de la combustión de la nicotina en páginas de Kaffa. En realidad creo, y creo muchísimas cosas, que estos son los delirios – no los de Ramón – que hacen llama en las horas en los minutos y que entregan mucho más que recuerdos perfectos.

Pero ahora tienes ese malestar de hacerme parecer inestable e infeliz cuando me quemo y hago señales de humo haciéndote saber que estoy descaradamente bien. Hace poco es más fácil nombrar las cosas por su nombre aun cuando lo último que permanezca en la lengua seas tú. Y sí, últimamente asumo la política en el país con el discurso de la corrupción de querer con los pies.

Sunday, October 01, 2006


Elecciones iraquíes

Suponte además, que la política es el pan que comemos más ahora, que no nos jugamos un día sino la vida, suponte que no es el voto sino la actitud, que no son las leyes sino tus leyes, que no se trata de llorar sino de rehacernos. Suponte que la acostumbre es enemiga de la libertad, que los soldados de plomo tomaran vida, que ser social no es un discurso y que a algunos le duele el plato.


Suponte que jugáramos a ser mejores y no hubiese ganadores.

Suponte que nos vomitamos de adentro, que somos trapo viejo, que inventamos las lágrimas y descubrimos la palabra amor.



¡Miedo no es libertad!



Falto to

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...