Wednesday, January 31, 2007

Nosotras somos una orquesta de quejas. Un chillido a veces, un minúsculo susurro y a veces, muy a veces, un escándalo en los pasillos del supermercado. Generalmente una fanfarronería frente a la escasez del azúcar, uno que otro vacilón con el muchacho que no quiere sacar la Montalban o te quiere vender la Trapiche a cuatro mil bolívares. Constantemente una costumbre a la escasez de pollo, que vale menos el kilo de lagarto sin hueso que la palomita que te quieren vender en 25 mil bolívares. En otras, somos un manojo de arpías en la cola de la leche, porque no te calas comprar la Juanita, ni la Abuelita, ni otras marcas más de harina con azúcar. Quieres La Campesina, entonces te toca tejerte a labia con el dueño del local, negociar, negociar para en fin de cuentas hacer un buen tetero o un buen café con leche. También nos toca ser tradición de avenidas sin luces, ahora de avenidas con luces energéticas. También nos toca hacernos tradición en eso, pero quizás no dure. No dura porque la tradición necesita de constancia y eso se nos hace muy difícil. En cambio sí somos tradición en calles oscuras, en carritos chocones, en semáforos que no funcionan a lo largo de toda una avenida y en ausencia de fiscal. Ni fiscal, ni patrulla, ni muñequitos con caballos, ni con sombreritos de policías, nada. Pero nos encanta, nos encanta porque somos sede de la Copa América, no hay relación, pero… exacto, ésa es la idea. También es un hábito los pequeños indígenas haciendo malabares en los semáforos, semáforos turísticos podríamos llamarlos. En ello somos pioneros y nos da orgullo. Nosotras somos, tú y yo pues, somos un manojo de pasividad exacerbada con gritos debajo de la tierra.

Monday, January 29, 2007


Robert Capa

Y después de vivir, mirar el agua serena en el charco, llano y débil, propenso a evaporarse en instantes y perder así, el último momento, la penúltima calma en cuclillas frente al pavimento. Acaso me quede poco, acaso me quede mucho, es este instante el mío, mi eternidad en cuatro ruedas volando del futuro al presente. Tampoco me oscurece el cielo, ni el pensamiento después de avanzar a galope en el camino. Recuérdame siempre agachada frente al charco, sosteniendo el abismo, uno nunca se lanza sin saber que va a morir.

Saturday, January 27, 2007

Si tus fotos no son lo suficientemente buenas es que no te has acercado lo suficiente

Robert Capa


Te gusta jugar con los pelitos de la vagina, Elisa. Haces círculos con ellos, los enredas e intentas hacerle un desriz chino con los dedos para que se vean más coquetos. Estás pensando si ir o no ir, como si te gustara el café. La verdad no te gustan las bebidas calientes y menos con panzones idolatras. Prefieres jugar con los pelos, con cada hebra. Bajar por las fronteras, por cada comisura hasta el final donde está el último vello, y luego subir por la enredadera hasta la V, la “v” de vagina. ¿Quién dijo que a las mujeres no les gusta jugar con su pubis? Te haces la interesante fumando un cigarro que no sabes de donde salió, no sabes si está adobado o viejo. Te dan una pista los labios marcados en el filtro. No importa. Lo importante es fumar, hacer círculos de humo en el aire. Así, como en las películas, como interesante. Bueno. No irás… eso parece. Sigues haciendo el mismo ritual, una y otra vez. Ésta vez bajas más de lo debido y descubres que tienes pelos en el culo. Sí, los tienes. Pensabas en el tuyo como en un amanecer claro. Qué desgracia, qué desagradable. Tienes pelos en el culo. ¿Acaso el culo de las mujeres no es lampiño? Vas al espejo. Es negro, es negro también. Esto debe ser un chiste, el espejo que es bifocal, la luz del baño. Sí, la luz amarilla que con el contraste de las baldosas muestra el culo… el culo negro. Negro, pero negro y con pelos. Debería ser rosa. Una mujer con el culo oscuro y con pelos ¡Por Dios! No importa. Ningún hombre se ha horrorizado con ello. Ni siquiera se lo han comentado. Debe parecerle rutina y hasta sexy. Sí, porque se excitan mucho con el trasero. Quizás vayas, después de todo qué puedes hacer. Es viernes Elisa, viernes. Los viernes la ciudad se prende y la gente sale a la calle a emborracharse y mover el cuerpo, por qué quedarte en casa un viernes. Creo que irás. Mientras juegas con tus dedos subiendo tus caderas. Son lisas y suaves, te llevan al ombligo. Te gusta hundir el meñique en él, sacarlo y dar vuelticas en su precipicio como un huracán. Es un ombligo profundo como un pozo, un pozo que no tiene agua. No estás delgada, no estás gorda, pero no estás delgada. Qué cosa más complicada encontrar una definición. Entonces subes, das otra bocanada al cigarro. Te sientes mareada, quizás tenga algo más. Te topas con los senos, con las aureolas rosadas y sus pequeñas fuentes por las que brotará leche. Son como doce huequitos en cada seno, por cada aureola, y cuando tocas mucho el pezón se coloca pequeñito y si presionas sus lados se hincha. Como una pirámide que cae, que se inclina sin temor a caer. Se hace grande como una gran mama llena de leche. Pero no tienes leche. Te agrada jugar con los senos. Empujarlos a la derecha, a la izquierda, mirar como caen por los costados. Que caigan porque son grandes y pesados. No es un busto firme. Son rosados, algunas veces transparentes con garabatos dibujados por las venas. Irás, irás con el panzón idolatra. Te sentirás adulada y mujer. Después de todo eso es lo importante, sentirse superlativamente mujer. Te tocará ponerte un vestido casual, asegurarte con un biquini que no te enrede el pubis y no olvidar, no olvidar comprar esa revista dónde dicen que hay una técnica muy buena para blanquear el culo.

Tuesday, January 23, 2007



"Cada guerra es una derrota para todos"

Ryszard Kapuscinski

1932 - 2007



Monday, January 22, 2007

Desesperas por un chasquido de dedos que sea como un disparo al destino. Un paso al frente en la frontera de guerrillas por guerrillas ametralladas por triunfar. No ha sido tu opción la que entiendan sino que te escuches, que apagues los motores y que vuelvas una y otra vez a acampar en el estómago. Con las tripas que no saben como capturar fotos, y tú que no sabes cómo ser menos humano y más máquina con corazón, de hecho, ¿se puede?

Quieres masticar chicle, hacer bombas gigantes de cereza y echarlas a bolar, ser inocente en el circo cruel con sus elefantes con gorritos y tigres con sus rayas desgastadas. Quieres ser inmediato en la nada en un futuro que se consume en una chupeta, en el carrito que prefieres. Añoras restregarte en su barriga, escucharle las tripas a papá y pensar que dentro vive E.T. Era más fácil cuando creías que podías volar si lo imaginabas con todas las fuerzas y que podías irte a vivir a la tierra del nunca jamás.

Murcy Alejandro

Foto: Clavel

Pensar en vida dentro del hospital no es nada fácil. La burocracia, el temor a denunciar, la rutina, la desidia y la soledad son los ingredientes que han hecho del Hospital Uyapar un rincón en la ciudad desde donde se encuentra retorno con las uñas.

En julio del 2006 el hospital emprendió su merecida remodelación “a paso de vencedores”, es esta la época en que no se sabe cómo es que caminan los dichosos vencedores. Sigue siendo el silencio la mejor estrategia para apoderarse de una nefasta planificación.







Friday, January 19, 2007


Foto: Robert Capa

Cerrar las ventanas y acampar a oscuras. Militar por la derecha, oscilar en la izquierda terminar en el centro. Saturar las plegarias, erosionarse en la fe. Pecar en pasado, apretujar el delito. Delirar en colores, pintarse de rojo. Catapultar los pasos, encontrarse lejos. Lavar las puertas, doblar el cielo. Argumentarse la vida, sostenerse en pies. Fotografiar, capturarse el alma. Misionarse el camino, perderse, pero reunirse en el pacto final.

Wednesday, January 10, 2007

Colección de infancia

I

El día que conocía a Juan José tenía una sonrisa colgante de 10 x 10 que se escabullía a medio virar entre sus hombros, y que de vez en cuando se asomaba picando el ojo. Era fascinante. No pronunciaba palabra, su idioma era emular pequeñas carcajadas haciendo desde la boca unas formas sorprendentemente pícaras y apuestas. Se acercaba cual gato juguetón con un grillo, quería lanzarme de un lado a otro aun cuando yo lo sobrepasaba en centímetros. Era todo un vanguardista en sonrisas, un artista de inocencia. Tenía 8 años y una esperanza que no se dice en palabras.


Fundación Hemato- Oncológica de Guayana



Foto: Patricia Giusto

Fundación Me diste de Comer

Saturday, January 06, 2007

Dicen que el marcador se coloca en cero y todo vuelve a contarse. Que este año es el número de la suerte y que somos búhos en el silencio de la noche mascullando la libertad. De pronto tenemos los bolsillos generosos y estamos abiertos a cualquier discurso que no profundice en la sien. Nos hace falta el sonido de los grillos, la lámpara encendida en la última página de la constitución. Acá dentro, en el perfil de la noche, todo marca cero y son los muertos los que más saben de la luz. Se avecinan las predicciones en una ciudad de acero y aluminio que no alcanza para dar de comer en sus fronteras. Se le dio todo, desde el cuerpo, las cejas quemadas y los pómulos manchados, se ha dado todo. Pero la patria vuelve a cero, es la lucha nueva sin trinchera, sin camisón, en el mismo lío mascullando el himno.

Falto to

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...