Sunday, December 30, 2007

Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero qué es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciéndonos o aleccionándonolos vicariamente hasta que el propio ser se vuelve vicario, la cara que mira hacia atrás abre grande los ojos, la verdadera cara se borra poco a poco como en las viejas fotos y Jano de golpe es cualquiera de nosotros
21, Rayuela

Saturday, December 29, 2007


Lente: Clavel
Mega Mercal en Toro Muerto
Ciudad Guayana

El paraíso de la boca cerrada


Es jueves 29 de noviembre y las calles están parcialmente desiertas. El silencio mañanero que hace días no existía, renace. La cercanía del proceso electoral lo trae consigo como la paz que acompaña al Tsunami segundos antes de acabar con la costa. Ves los soldaditos verdes en las esquinas, con sus armas largas, comprendes que nuevamente vamos a elecciones y piensas: “En este país no nos dejan descansar”.

Saboreas la ausencia de tráfico, ves los colegios desolados con sus centinelas verdes que caminan de un extremo a otro, se miran los pies, la punta del FAL. Avanzas entre el tráfico amigable, por un momento agradeces a nuestros dirigentes y sus ocurrencias electorales. El cantar de los pájaros es un lujo en estos días, cuando el silencio resulta un bien no renovable.

Estamos acostumbrados al áspero musical del ruido, a la intensidad decibélica de la ciudad y sus entramados. Rebotamos de escena a escena como si cambiásemos el track de la banda sonora de nuestras vidas. La cotidianeidad y sus formas de llevarnos las horas.

Lola ve como llegan las caja a los centros de votación por la tele mientras cocina. La olla de presión está prendida, y las caraotas listas. El aire acondicionado bate sus abanicos y produce ese silencio acartonado de las habitaciones con frío. Huele a fríjol y a tocineta. La radio no está sintonizada, se escucha lejana pero con suficiente presencia los vicios de la publicidad.

Avanzan las horas y perdemos el control del silencio. La televisión está encendida todo el día, pasea por los canales, realiza zapping casi por inercia, y es una feria de discursos, un bazar de política. El Bob Esponja en el nuevo capítulo. El rey de las Playboy en su casa lujosa. Dudamel homenajeado en el 8. Los consejos de los gorditos en el canal 4. El mundo en alerta y que termina en Globovisión. Ya casi no hay silencio, decía mi tío. Y de verdad, el silencio está muriendo.

Los muros intentan modelar las decisiones, explotan en consignas y en colores en el 2D. El país intenta reducirse a dos opciones, simular lo perfecto en los dos extremos de los casos. Los pregoneros predicen el día, la calle es violenta en el alarido de los autos. El sol es un amigo inclemente, dentro de los vidrios de cada carro hay un mundo con sistema de rotación único.

El motociclista con su run run, los carros de prensa como guardaespaldas de los voceros. La fiesta de cornetas en la parada del bus. El vendedor de pilas, de maní y tostones. Los 100 bolívares que no empobrecen a nadie, el llanto de la niña hacia el cuidado diario, el bostezo de la abuela que vende té afuera de la escuela. Los ringtones, el boulevard de música en las cornetas y el murmullo de quienes conversan recrean un viaje hacia las profundidades del ruido.

La indeferencia acampa en las macro-peluquerías. En las orejas, los motores del secador parecen dos grandes turbinas, dos aeroplanos intentando no estrellarse. La peluquería es un parrandón de cuentos, se escucha el chasquido de los dedos en el lavacabezas, la salsa de turno escapándose de las cornetas, las campanitas en la puerta cuando aparece un nuevo cliente, las gracias, los reclamos, las adulaciones en voz activa.

Los diarios se venden por tragedias o por las mejores predicciones, el semáforo está dañado y recurrimos al código natural de cedernos terreno. Pase usted, paso yo, todos pasamos. Definimos el 2D sumergidos en la indeferencia de una verbena aburrida, - una votación más – piensan algunos. Pensamientos ensordecedores para la realidad, pocos meñiques morados. Mi tío Pepe decía que era difícil encontrar el silencio, y es verdad, hace tiempo que lo estamos perdiendo.

Suena el teléfono cada 6 minutos. Tiempo suficiente para que otro recuerde la extensión de la habitación. Huele a café a las tres de la tarde, un chorro marrón llena la cafetera. La puerta es un vaivén del cual entran y salen predicciones. Celebramos, lloramos, parodiamos el día, hay que hacer té mientras sigue sonando el teléfono.

La percusión de la lluvia en la ventana es el único aliciente, la única expresión que no ensordece sino que apacigua. Cada gota tropezando en el cristal es un concierto de paz, una sinfonía invalorable aparcada en la ventana.

En la pantalla del computador aparece la competencia de los resultados electorales. Los que avizoran y muestran sus predicciones: Reuters, AP, EFE, El Tiempo de Bogotá. El msn titirita, reclama atención y a la bandeja de entrada arriban presentaciones, cadenas de amor, de paz, de la virgen, de niños extraviados y amenazas de fraude. Aparcan al teléfono celular advertencias de fraude, incitaciones a la calle.

Si miras por la ventana, el exterior parece callado, una película en mute en el que las escenas son un teatro electoral. Las cajas de las “friítas” disfrazadas con anime y bolsas negras pasean de una cuadra a otra, el irrespeto a la ley marca la pauta. El escándalo toma fuerza a las cinco de la tarde, el teléfono explota en denuncias. Vecinos, comadres, partidarios, contra-partidarios son un ejército en la frontera de la aprobación.

El “si” y el “no” son esperanzas rivales. Pasadas la 12 de la noche del 2D, los televisores no han descansado. Tienen su más alta definición, la espera es una habilidad no bien cultivada. Los cuarteles rojos y azules esperan por descorchar, los carros están en neutro esperando el “¡¡partidaaa!!” para salir en caravana y cantar victoria; cualquiera de los dos podría ser ganador.

A la una y media de la mañana todos están “lelos” frente al televisor, pegados a las cornetas de la radio, o en un guayabo electoral que ya se presiente. Los resultados son inminentes. La victoria “pírrica” deja satisfecha a la oposición. Volvemos a la rutina diaria, al concierto del ruido de un lunes cualquiera. Perdemos día a día el sosiego y los espacios para recuperar el sigilo, son escasos.

Mi tío pepe también decía que el silencio no está afuera, que hay que callar para uno escucharse. Y tiene razón. Hay que mandar a callar con nuestro silencio, ése, el que produce el paraíso de nuestra boca cerrada.

Lente: Clavel
Mercado popular de San Félix.
La infancia, una colección de juegos.

Thursday, December 27, 2007


Soy un madero queriendo tallarse, un par de cejas con direcciones opuestas, una contradicción para los amigos recientes, un collar de semillas, una cavidad ancha sin mucho espacio para divagar. Soy el susurro debajo de las sábanas, la reencarnación cursi de Neruda en tus pupilas dilatadas, el descaro en el borde del riesgo, el olor desnudo de tu fragancia, el camino sin retorno a la cordura, el Big Bam de mariposas en el estómago. Soy un par de palabras sin coherencia, unos labios mojados, una sed de lectura, un alivio, un calor para los días frios, un paraguas para el diluvio de diciembre, una canción de Francisco Barrios a las dos de la mañana.
Soy un par de cosas inconclusas, un paquete de soledad con sus favores, un punto y aparte, una pasividad, al final, sólo dos senos con su lunar al norte.

Monday, December 03, 2007

Falto to

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...