Friday, August 22, 2008

Suerte última


Alirio Ugarte Pelayo

Análisis del sueño - Alirio Ugarte Pelayo

El sueño
no tiene
tamaño.

El sueño
no tiene
tamaño
ni forma.

El sueño
no tiene
tamaño,
ni forma,
ni espacio.

El sueño es
la muerte.

El sueño es
la muerte
sin llanto.

El sueño es
la muerte
sin llanto
ni luto.

El sueño es
la muerte
sin llanto
ni luto
ni miedo.

El sueño es
silencio.

Sin llanto
- silencio -
sin luto
- silencio -
sin sombra
- silencio -
sin forma,
tamaño
o espacio.

El sueño es
silencio
de historia.
Silencio de
tierra
y de cielo.
Palabras
ya muertas
simulan
las huellas
del tiempo.

El tiempo
camina
callado y
tan presto
que nadie
lo mira
lo siento,
lo escucha
ni entiende.

El tiempo,
sin forma,
tamaño,
ni espacio.
El tiempo
sin horas,
con risas
de llanto.

Alirio Ugarte 1924 - 1966

Sunday, August 17, 2008

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Foto Henry Ortega

Dios pone sus miguitas de pan en el camino y, entonces, de vez en vez salta uno que otro fruto exquisito en el tránsito y los sentimientos se bifurcan. A veces me salta una seguridad increíble en lo acertado de este sendero que pasea por caminos boscosos y áridos. De pronto, tengo dos y tres caminos para el servicio, el único llamado del que realmente estoy segura. Estar y no estar es un terreno peligroso, lo ha sido, más, cuando entre esas tempestades se muestran en seco las decisiones y ese verbo que tanto me inquieta como es: “optar”.
No sé si volveré a ver al señor Luis Quesada (el de la foto), probablemente quienes lo mantienen abandonado en la emergencia del Hospital Raúl Leoni de Guiparo, en San Félix (Edo. Bolívar), están esperando que muera para tener otra camilla libre, otro paciente que transite por ese pasillo oscuro que se ha convertido el pabellón a la muerte.
El señor Luis, no es él, son muchos… millones de historias que se repiten. ¡Bah! Que si el Gobierno hace o no hace algo, de verdad, en el momento que el señor Luis (sin conocerme) me dijo que le tomara la mano en un gesto de profundo dolor y soledad, me pregunté dónde he estado yo y los míos. Me preocupa la costumbre, ver miles de rostros como esos repitiéndose en una rutina de pauta. Me preocupa que como periodistas nos acostumbremos a la muerte y al sufrimiento del otro como un “caliche”, porque de ser así, probablemente sólo optar no sea suficiente.
Me toca agradecer el cuestionamiento, que siempre está presente, pero que justo ahora no es casual. No sé si sean las frases repetidas de siempre, el corazón chiquito o esas ganas inmensas que a veces crecen por volver a empezar. Mirarme en esos ojos vidriosos de Luis y proyectar algo con mayor sentido.

Los invito a darle la bienvenida a mi amigo y hermano Eder, se está estrenando justo aquí.

Falto to

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...