Qué pena no haberme despedido.
La deuda con el silencio me hizo
abandonar estas ondas porque me era más fácil, hasta que tú partida me hizo
recordar lo veloz que me han pasado los años sin hacer cuenta de ella, que no
he perdido el tono en esta página por decenas de noticias sino por mí
terquedad.
Ahora que ha pasado cierto
tiempo, que te has ido sin vacilaciones, pienso que te mereces una despedida y
que ese adiós representa un regreso para un capítulo olvidado.
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