Estás ausente.
Ausente en mi memoria como una cubeta vacía. Regresas de las tinieblas en donde no hay nada, con frío en los dientes y en blanco… como si fuese ayer. Ya no estás y no estoy. A veces te asomas – sin saberlo – por un barranco profundo y solitario; estoy yo con interrogantes y respuestas - que no dije - por jugar a lo seguro y al presente. Tengo el juego ganado, en haber, apologías para el pasado… sólo ellas quedan. Pero te asomas como escarbando entre las hojas, porque más es el polvo que la fuerza de las palabras que por allí duermen.
Estás ausente.
Ausente en una página en blanco como soldado en guerra perdida. Apareces de los sin nombre en donde no hay gente, con identidad oscura y limpio… como si fueses nuevo. Ya no hay camino y no lo habrá. A veces te olvidas – sin saberlo – y me sepultas en el desfiladero de carcomías y cuchillos; estás tú, rescatando a los corazones de escarcha – que no viste – por ser de otoño y yo de invierno. Estas letras son mías, te digo, los derechos son mi deuda… la pertenencia es mi tesoro. Pero apareces como abogado entre este caso, porque más es lo vivido que el temor a alguna ley.
Estás ausente.
Quédate en ausencia.
Anúlate
Y así,
seremos dos.
No comments:
Post a Comment