Conocí a un tipo del que no supe nombre. Constaté que era como aquellos pájaros que nunca vuelven a ver la tierra parturienta y madre. Supe que volvería a nacer después de eso. Me sentí libre con mis alas de aluminio, pensando en huir de raíz en raíz y haciendo patria en tierras feroces. Desde entonces he visto muchas caras, tantas que no caben en maletas ni en los sueños que me he negado a tener. Soy feliz tocando tierra a instantes y dándome cuenta que la vida de terrícolas no es lo mío. Los hombres justos y enraizados no me pertenecen. Hice un pacto con el cielo y desde allí, obedezco a los hombres transitorios como yo… etéreos, sin masa y con muchos destinos en el pasaporte pero sin destino en los pies.
No comments:
Post a Comment