No me gustan los dobleces de camino, cuando perdemos la vista en direcciones contrarias. Hay estrellas en cautiverio en el cielo apagado, te miro me miras nos miramos te miro y te vuelvo a mirar. Las rocas de ayer salpican de nuevo en el lago agitado, ése, el que ya cruzamos. Miles de arco iris dibujan mis manos en tú sombra. Pero…
Ya es muy tarde, “hablamos mañana”.
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