Monday, July 31, 2006

Salieron dos huéspedes, un matrimonio de edad avanzada, ella entró y apretó el botón del tercero, trescientos doce era el número que la esperaba, es aquí, llamó discretamente a la puerta, diez minutos después ya estaba desnuda, a los quince gemía, a los dieciocho susurraba palabras de amor que ya no tenía necesidad de fingir, a los veinte comenzaba a perder la cabeza, a los veintiuno sintió que su cuerpo se desquiciaba de placer, a los veintidós gritó, Ahora, ahora, y cuando recuperó la conciencia, dijo, agotada y feliz, Aún lo veo todo blanco.

Ensayo sobre la ceguera, José Saramago.

1 comment:

  1. Creo que mi hermano me habló de ése título refiriéndose a un libro ¿Es? Me encantaría leerlo. Ahora leo muy poco, bueno, realmente casi nada que no sea imprescindible. En fin, no me quiero poner tonta, hoy ha sido un buen día, muy bueno después de todo.

    Tengo que escribir sobre el blanco Nelke... el blanco. El inmenso blanco. En un artista el blanco provoca, te llama, te hace ver miles de colores y de posibilidades.

    La primera vez que lo vi dentro de mi ojo sentí pavor y un indescriptible miedo al vacío.
    Escribí algo una vez, acabo de recordarlo, hablaba de blancos y de grises.

    Voy a buscarlo.

    Un beso.

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Falto yo

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...