Sunday, September 10, 2006

Detesto los domingos. Quizá por su soledad, por la televisión marchita, por el conteo de la semana. Como si todo fuese un minuto de silencio, un luto que carcome. Ante mí las calles desoladas, lo ruin del sábado, la basura del viernes, del aseo que no pasa, de los comercios que no abren. Todo se replantea el domingo para apostarlo a mañana, no queda más que pensar en el futuro, en la dieta que comienza, en las diligencias que se harán y el programa de TV de los lunes. El domingo conjuga muy bien el aire espiritual y el descaro del pasado. Se reconoce lo ocurrido, las putas que no trabajan, la bodega que no abre, las películas en cartelera. Reconozco su soledad, lo respeto por su osadía a mostrarlo todo en aguas cristalinas después de lo turbio, será por eso que acostumbramos a calentar el saldo de muertos el fin de semana.

El domingo te insta a saltar o a quedarte sentado, a renombrarte, replantarte como semilla. Sus últimas horas son las que se hacen toneladas en las pisadas, como si se bajara el volumen y el cielo se apagara, en la oscuridad los ojos grandotes que se abren y cierran buscando cama. Los domingos los pienso muy bien para no quedarme con su sabor en la boca, comienzo el conteo y me hago la despreocupada. Lo ignoro pero las calles lo delatan, el ocio lo hace vivo, la prensa lo rememora y no hay pretexto para el olvido. Probablemente es cosa de cambiar nombres, de hacerlo menos evidente. Lo único que quiero de él es su desastre en mí, pero incluso así, hasta eso está planeado.

6 comments:

  1. Es cierto que el domingo te obliga a replantearte como semilla.

    Hoy para mí ha sido un lunes festivo, como si fuera domingo, y sí, me he visto obligada a renombrarme y replantearme. Es difícil saltar hacia el lunes. Aunque no quiera reconocerlo, creo que es algo de miedo a desaparecer.

    Mañana seré abducida por los papeles y el relój. Desapareceré, me evaporaré devorada por un gusano enorme que se llama angustia : ) Tal vez algún día me lo coma yo a él. Oh, sí. Sin que me toque la lotería, porque sí. Sonreirle a la vida y decirle: ¿Perdón? No te entiendo. Ni pienso hacerlo : )

    Me encanta tu blog.

    Besos

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  2. Nelke, los domingos son una piña.

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  3. Creo que ese odio por el domingo es de todos!! aún no conozco alguien que le guste... simplemente es el día que nos recuerda nuestra realidad!!

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  4. solamente muero los domingos
    y los lunes ya me siento bien...(sui generis..

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  5. Los domingos tienen un aire especial, distinto... que se reconoce...

    A veces me encantan, a veces me fastidian, a veces me deprimen... todo depende...

    Tienes un interesante blog!!!

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  6. Domingos... hasta el nombre lo tienen mal puesto, pero a mi me gustan los de invierno, los de carrusel deportivo de vuelta en el coche, como cuando era niña y mantita en el sofá, con frío, con lluvias... (bendita lluvia).

    Sé que pueden ser deprorables. Pero la única realidad es tras ellos viene un nuevo día, como tras los martes o los viernes.

    La culpa no es del domingo sino del trabajo.

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