Monday, December 11, 2006

Todo transcurre en destellos veloces, en cámara rápida y morbosa. Los niños detrás de la carroza, los niños detrás del muerto, los niños detrás del ataúd. Los niños, en fin, los niños siempre siguiendo a la gente que muere. Detrás del callejón siempre es así, es el paso reservado a una cuantiosa cantidad de peligro y vida. Vida más que muerte o ambas, como equitativas, amigables, liberales y astutamente cómplices. Aun no pasean con la salsa dentro, es mejor que disfruten la fiesta desde afuera.

Aun me asalta los brincos en el estómago hasta más abajo, como lombrices que van comiéndose las tripas y amenazan con escapar entre los dientes. Las nauseabundas ganas de sacarlo todo, de arrancar raíces arrastrar la tierra y erosionarse en el centro. Porque todo fluye en un río de entrañas enmarañadas que no comulgan conmigo. Acuesta, acuesta voy en estos días helados, amarrados a diciembre sin mucho grito. Me falta tanto la sangre de noviembre.

Se me congelan las manos, la lengua, los dedos de los pies esperando la batalla, los días inesperados de la maternidad en todas sus fases. Extraño la ligereza femenina, la panza nueva, los labios acomodados a mi antojo en el espejo. Soy una mujer a poca luz, desvanecida en la pantalla, arqueada en una hoja, cuadriculada apenas en blanco y gris. Aun me pregunto el camino, las uñas mordidas y el apetito de sujetarlo todo, sabiendo incluso que tengo una individualidad mísera que deja mucho y poco espacio a la vez. Me queda más que aceptar que el cuerpo es astuto y cruel.

3 comments:

  1. rotar es un perfume
    en la sonrisa de un niño
    que espera en silencio
    el eterno girar
    y subir
    y bajar
    caleidoscopio etéreo
    en el sueño de un niño
    y volar
    y vivir
    y amar
    el viento que persigue
    la imaginación y el rostro
    el querer más
    y reír
    y amar
    y al fin
    Crecer

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  2. Pienso que tienes un particular estilo, muy intenso,transmites densas emociones, lograste impactarme.Me luces muy inspirada. Mis respetos y saludos.

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  3. Básicamente es astuto, lo de cruel lo ponemos nosotros. A él no le importa si nuestra panza es más bonita de un modo o de otro, sólo sabe que ha de hacerla crecer para que todo sobreviva.

    Es la vida en estado puro, aunque nos joda profundamente.

    Unas amigas van a hacerme una camiseta de regalo con una frase que se me ocurrió en un ataque de autocrítica humorística harta de que me pregunten si "estoy esperando": "No es que esté más gordita, es que tengo un cushing"

    Como digo a veces... t'alshishi.

    Pero es lo que hay.

    Ojalá fuera de verdad un niño y no un síndrome.

    Por lo demás, el frío también me tiene las manos agarrotadas, más bien, el cerpo entero.

    Un beso, el texto es precioso.

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