Te amo. Debajo de mi falda eres Julián, más tarde Roberto. La inquisición se acordó de ti, o tú de ella, por infame. Trepas, quieres trepar entre mis senos, ahorcar cada pezón con los maxilares, brotar de su fuente, recordar a mamá, despellejarlos y reírte como se ríen los personajes malos en las películas malas “buajajajaja”. Se me esconden las pupilas, aguardan en la cavidad del cráneo, son otro cuerpo, no pueden comandar más allá de tus manos. Tenaz. Tenazas rompiendo la cintura, rompiendo como tijera la dermis, la epidermis, es tu tesoro, lo mejor que sabes hacer para no hacer nada, porque no sabes más que la palabra. Mis ojos son dos conejos en su jaula, están desesperados, me meto las manos a la boca y las muerdo, primero la derecha, caben todos menos el pulgar y los muerdo, en cada coyuntura quiero gritar, por imbécil, eres el imbécil, soy la imbécil. Te quedas en mi cintura apoderado del ombligo, del mordaz del exceso, es una ola difícil de montar. Logro fijarme en tus ojos, Julián te digo, te grito ¡Juliaaaaán!, quiero introducir mis conejos en los tuyos, saltar, localizarme en tus direcciones y hacer lo correcto, o hacerlo correcto, pico el ojo. Burdo, animal. Son los triángulos que no sabes ver, las emergencias que no detectas en los rincones. “Roberto, incorpórate a la falda”, es un imperativo. Reconoce los callejones, haz nido en sus huecos, golpea con tus botas este suelo, demuestra que eres capaz, que esto no es un gallinero de la calle 15. Es el sepulto de esta cueva, los terrenos que poseo en cada vuelta, en cada relevo, son los dos en mis axilas, en el cuello, detrás de las orejas, en las fauces, en las cicatrices. La llegada es en el útero, compañero, lo demás es compañía. Mis brazos se entregaron en tu espalda, están arando, montando tuberías hasta mi boca, sembrando especies, crece toronjil en cada vértebra, es mi terreno. Roberto, Julián, hacen su trabajo. Las alas de un pavo real se han abierto entre mis piernas, soy obscena contigo Roberto, contigo también Julián. Desde acá nacen virtudes, se explayan miedos, puedo destronarte, ahogarte en mis cabellos, hundirte en esa nube, desaparecerte por patán. Escalas bien, quiero reírme como los malos en las películas malas “buajajajaaa”, estoy armada con 10 dedos, soy vil, traicionera y malcriada. Hazme payasita Julián, tú también Roberto, que desde acá los golpeo con mi sexo cuando se fusila el sueño.
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ReplyDeleteme recuerda el caso de linda loaiza...
ReplyDeletehttp://articulo.mercadolibre.com.ve/MLV-6911504-_JM
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