Soy desordenada e inconstante. Quizás por eso, mis cuentos no sean cuentos ni la poesía… poesía, porque la indisciplina me domina o sólo y simplemente porque no lo es. Llevo media hora dentro de esta librería, una de mis preferidas, donde dentro de mis desordenes nunca alcanzo a revisar por completo alguno de los estantes con sus títulos escondidos. El chico que atiende es guapo, y dentro de esta sobredosis de café ( dos, y no tomo café) han saltado cavilaciones recurrentes, como mis últimas pretensiones de vomitar la fe y habitar cuatro de los siete días de la semana este espacio donde recorrerlo de extremo a extremo es uno de mis nuevos pasatiempos; observar a la gente… mirarle los deditos de los pies a las chicas en sandalias – y a los chicos también – y siempre acabar en este espacio, donde - por cierto - pocas veces salgo con alguna compra porque el sueldo no me alcanza. He preferido invertir mis míseros ingresos en café, sí, en café, y nunca tomo café, asumo que ahogarme en cafeína con canela es la decisión más sana después de los últimos meses en el que la meta más cercana es prevalecer sobre el sinsabor. Sí, incluso ésta clase de confesiones. El olor de los libros, así como el de la gasolina, es un estímulo que despierta buena parte de estas hormonas; el chico que atiende es guapo pero no tiene ni idea de los textos que conservan esos estantes. Sentada sobre estas baldosas uno encuentra libros de hechicería, pienso en porque este blog tiene un nombre tan cursi, aunque intente cambiárselo está sellado con esas flores muertas, como los claveles que no son más que flores de muerto, no más qué eso, y auxiliares para las metáforas de algunas canciones sólo porque rima fácil con otras palabras. Nunca compro nada pero me gusta revisar los autores, imaginar por segundos que toda esta madera con sus libros está dentro de mi habitación y que esta alfombra azul estaría en ella absorbiendo cuanto desorden le diera por desparramarse.
en eso nos parecemos tambien entro y pocas veces salgo de alguna de las dos formas de una libreria: o con dos buenos libros y arruinado por la compra compulsiva o simplemente leo curioseo y me voy !!! regularmente es la primera : soy un comprador complusivo! sobre todo de Cinnamon rolls para brujas que andan vagando por mentes ajenas a ellas ! un abrazo buena opcion leerte, medio adictivo y todo :) weeeeen dia!!!!
ReplyDeleteClavelita, Clavelita, hay una constante en esos chicos guapos de librería, yo adoro los libros y su olor, mientras más viejos mejor, pero hay que ver que adoro estos chicos guapos que mientras mas jovenes mejor! bueno tampoco así, pero esa combinacion hace de esos lugares mágicos, y al final , ni los chicos guapos saben de los libros , ni los libros tienen nada de los chicos en cuestión y al final de estos chicos mágicos y libros peores, lo que queda es el café , en la boca y en la sangre.
ReplyDeleteSaluditos
Kitta Somnolienta.