Wednesday, September 05, 2007

Significado vs. significante

Pasando por unas cuantas semanas llegas a uno que otro vértice, que hay cosas que no se deben dejar de hacer y que siempre es triste el regreso. Por el significado y no por el significante. Por sus fondos. Desde acá uno comprende mejor la demencia o las vidas que se abandonan porque no se soportan sus karmas aunque hay alguien que diga “amar al prójimo como a ti mismo”. Pero aun así, comprendes que este estacionado de gestos o este cúmulo de teorías lo hacemos para explicar porque fallamos o porque no debemos fallar, y pasa días en una montaña viviendo dentro de una nube descociéndose la conciencia para hallarse entre toda la palabrería y suponerse vivo de nuevo y más que vivo, limpio. Porque es necesario. Y desde allí uno alcanza a ver a la ciudad pequeñita con su escándalo y barbarie tan lejos que es un museo con la inscripción de “no tocar”. Luego uno no hace más que sonreír por el hecho de estar vivo, y el descender es un signo evocando todo aquello que asusta y no nos contaríamos, o aquello que sí como las ciudades descubiertas a cada salida del metro, o los sarcasmos de la iglesia, el colorido de la ropa tendida en los balcones, o el desparpajo de la gente que duerme en las aceras y sonríe. Todo trasmuta y camina hacia los dos polos del gusto, y en este instante, se me hace curiosa la vista desde el balcón con el montón de ventanitas en el carril de la rutina, sin conocerse, sin conocernos, pero presentes.

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