Tuesday, December 15, 2009


Somos los perdidos de ahora, los expatriados. Caminando por la última vereda de esa noche oscura, los últimos en salir por la puerta de atrás. Te deslizas por ese pasadizo sin virar, quedan tus manos. Las marcas de tus dedos sobre estas puertas y un silencio de autista. Que la felicidad está en pequeñas ventanas que hemos cuidado, que mientras tanto, los segundos cosen otra vida, otro lecho, otras sonrisas. Y estás, con ese mutismo y esos ojos fijos, lejos. Caminando hacia esa senda, donde los cuerpos se juntan pero no se mezclan.

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