Tengo ganas de escribirte a páginas enteras. Congelar mis pupilas mientras te contemplo, en la distancia, todas tus maneras de parecer. Es un ruido, una chicharra tormentosa, cualquier cosa menos silencio y yo celebro este escándalo con cortina de Bunbury. No quiero callarme. Mi lengua es todo menos esta quietud de la última década. Deseo moverme, escandalizar mis razones, objetar cada paso. No quiero otra cosa que lanzarme a este grito. Esto es una premonición, la cola del ciclo, la desgracia con ventanas. Cualquier cosa. De verdad. Menos este blanco que no pretendo. Pido rayar cada página, tensar esta cuerda.
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