El agua cae por una tubería rota y simula una llovizna. Golpea en el suelo de una azotea, y el sonido retumba entre estos cuatro edificios. Toda la noche creí que llovía, que apenas era una llovizna de esta despedida de octubre. Buscaba una simbología para cerrar ciclos, no me son fáciles pero una vez que he puesto el punto no hay giro que valga.
Era, hasta hace poco, motivo para sentirme orgullosa.
Mas pasan los días y no termino de afinar este ciclo. Lo que podría ser, las coincidencias que he repasado una y otra vez sobre este ciclo me entusiasman y me agotan.
No me arrepiento de nada. Lo he dicho cantidad de veces, no sé si para persuadirme de que más vale el riesgo que la duda. Pero hoy, en esta noche ficticia de lluvia, hubiese preferido otro riesgo. No es poca cosa.
Era, hasta hace poco, motivo para sentirme orgullosa.
Mas pasan los días y no termino de afinar este ciclo. Lo que podría ser, las coincidencias que he repasado una y otra vez sobre este ciclo me entusiasman y me agotan.
No me arrepiento de nada. Lo he dicho cantidad de veces, no sé si para persuadirme de que más vale el riesgo que la duda. Pero hoy, en esta noche ficticia de lluvia, hubiese preferido otro riesgo. No es poca cosa.
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