Volvimos al centro y no hicieron falta las cenizas, basta que mi lengua te haya susurrado – por allá no es -. No hacen falta los desamparados, las siluetas a oscuras, las pijamas colgadas, la cena servida ni mucho menos la tristeza de agosto. Poco a poco entendemos que construir es de dos, que no hay jaque mate ni victoria de uno. Recordamos el olvido a compás de sinsabores. Se hace soledad entre los dientes, murallas eclipsadas en paladar y trincheras en garganta sólo para no dejar salir la derrota.
Me gusta tu forma de verlo y de contarlo.
ReplyDeleteRealmente se puede llegar a sentir la soledad entre los dientes. Una frase buenísima.
Besos