Hoy vamos camino a cruzar el puente, para ello, hay que atravesar el peaje, soltar dos moneditas de cien y lanzarse sobre la vía. Explicar un poco los años que tomó la construcción de sus vigas, su acampado, y la manera en como acortó las distancias entre en un pueblo de nadie – o de todo – y esta ciudad rayada en lo irónica. Digamos que recorrer esta autopista en dirección Ciudad Bolívar es como el cáncer de la tía Amarilis en el estómago, diría mamá “ni Dios lo quiera”; es cosa de costumbre supongo, al menos es mi ejercicio. Repetir cán – cer , cán – cer, porque ya he dicho que es un temor no superado. A
Thursday, July 26, 2007
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Falto yo
Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...

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Los feligreses de la iglesia Sagrada Familia asistieron masivamente a una misa en la que su párroco, Esteban Wood, no daba el sermón. Esta v...
te sueltas más en la cronica, aún sigo prefiriendo cuando pones la piel tan sensible con otra evocaciòn que tiene que ver más con las emociones que traes por dentro, un cronista y un fotografo miran de manera distinta, al final el angulo no es lo que importa, sino el resultado estrictamente estetico.
ReplyDeleteBello escrito... Gracias.
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