Estaba estacionado detrás del espejo, en el acto circense de entregarse con las manos sin tocar, de hacer las veces de captura-suelta, y del otro, una sirena en un espejo de aguas poco profundas, mostrando las costuras de su cuerpo amanecido en pocas formas, triturado en todas sus veces, acampado como un bolero con la suerte de parecerse menos a lo que ocurre.
Quiero contarle que esta caja es mucho menos de sus visiones, que estas fantasías son un cucurrucucú de mariachis colombianos, que me ha dado por sobornarle la barba a punta de cosquillas y confesarle los subi-baja de la pelvis a su quijada. En realidad, somos dos hemisferios sin el roce de sus cortezas, y esta marea desbordada entre los labios es un tsunami aconteciendo en diez años.
Y es absurdo las baldosas heladas del baño coqueteándole a las nalgas, subestimando los valores del calor y el frío, de las corrientes frenadas en su nombre y luego desbordadas en el punto de congelación; amanecerá perdido en la cama improvisada saboreando la ilusión, las siluetas desprendidas, la gravedad en conflicto con sus partes blandas que no atinan al inodoro. No es la lógica desafiada en lo desolado, no es el remordimiento – mucho menos – impulsando las tristezas, es que las flores después de cortadas adornan si terminan siendo de papel.
Asumo que su silencio es una ametralladora disparando conclusiones, deseos y sorteos que no alcanzo a ver; luego es una silueta que permanece con los años, perpetua, restándose menos cabellos, más tatuajes y algunas cosas por inventarse en la piel para -aunque sea- lograr fijar con la aguja lo que no ha logrado hacer con las velas de sus puertas. Todo lo ha dejado en los aventones y hoy le sobra la tos de los vientos del sur.
Este, es un campo minado de lunares que estallan en todos sus alientos, voces aparcadas en su puerto, rutinas habitadas por lo vacío del cuerpo dispuesto a llenarse con signos de puntuación; dentro de estas paredes sobra la oscuridad del cuarto y nos alcanza la vida para consignarnos el presente.
hasta me dieron ganas de cantar
ReplyDeleteMás que contrapunteo las palabras suenan a confesión, a ese desnudarse de las ganas que a fin de cuentas se tienen aunque no esté él ahí.
ReplyDeleteLas imágenes son intensas, como la voz.
OA
Y la MUSA ha llegado!!!!
ReplyDeleteSaluditos.
quien fuera protagonista de tus palabras....
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