“¡Que lo maten!” gritaba la muchedumbre al presunto ladrón que se resguardaba debajo de un puesto de ocumo, que por cierto, le salvó la vida. A las 11 de la mañana en el mercado de Chirica, en San Félix, es la hora en el que las compras se incrementan, y donde la delincuencia se prepara para hacer de las suyas.
Venía corriendo por la avenida Manuel Piar y encontró refugio debajo de un puesto de verduras, decían que era un ladrón. Los comerciantes enardecidos y con cuchillos en manos, lanzaban zarpasos a las piernas del hombre que permanecía guarecido de lo que sería, al menos, su muerte segura. Quedó completamente desnudo frente a la vista de todos, con cortadas en las piernas y en los pies, a salvo con la custodia de los policías.
hasta el realismo. exquisito.
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