Estamos en una cuenta regresiva que aspiro sea fecunda. Cada milímetro de esta distancia es un esfuerzo, y en ella pongo toneladas de palabrería para no decir lo evidente. Y en esa distancia procuro dormir, mecerme en un cojín de recuerdos, congelar cada memoria y quedarme allí hasta que despierte… hasta que despertemos.
No hay fecha para despertar y el tiempo transcurre espeso en esta sequía de abril. Me desespera cada día sin la aprehensión de tus brazos largos, sin tu sonrisa serena y tus ojos pequeños y redondos.
En este lapso también procuro encontrarme sin ti. Prescindir de tus dedos y ahogarme en ese caudal de dudas que te hacen silente. Estoy en una cuenta represiva que simula una marcha al infinito, y tu nombre es un auxilio de cosas buenas: como que me tienes y te hundes en mí en un suspiro.
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