Estampas deportivas --
Escuela deportiva Shichahai de Pekin.
Autor: Lorenzo Cicconi Massi
Lo complicado de verte crecer es que se me enreda el papagayo cuando veo el álbum fotográfico. Y no hay otra salida que sentirme como tú con tus pies talla 28 sobre la arena , temerle a las olas recrecidas que parecen un lobo jugando a caperucita, jugar al escondite con los castillos de arena hechos con los vasitos del raspadito de colita que te comiste. No me queda más que amarrarme contigo a la espalda de papá para que no se nos escape lo seguro y el sentimiento de poseer.
Ahora es cosa de cielos. De cielos arrugados como el de hoy, de nubes fluorescentes con costuras viajeras como las de la tarde, de inmensidades sin pájaros. Seguro de ocasos naranjas, de cámaras sin películas, de un registro sensitivo y triste. ¿Te acuerdas? Tenía 8 años, estábamos empeñados en una casa del árbol, no cualquiera, una americana y ese pobre caucho que viejo nos sostenía como un abuelo. Entonces Amarilis nos llamaba a comer torta de piña, nos regañaba por las uñas mugres y por las marcas marrones en las comisuras, tierra y tierra que no nos molestaba tragar.
Por estas calles la compasión ya no aparece,
y la piedad hace rato que se fue de viaje
cuando se iba la perseguía la policía
oye conciencia mejor responde con la cabeza paciencia.
Por ningún lado se encuentran rastros de valentía,
quienes la vieron dicen que estaba pálida y fría;
se daba cuenta que estaba sola y sin compañía
y cada vez que asomaba el rostro se le veía.
[chorus]
Por eso cuídate de las esquinas,
no te distraigas cuando caminas
que pa' cuidarte yo sólo tengo
esta vida mía.
[chorus]
Por estas calles hay tantos pillos y malhechores
y en eso sí que no importa credo, raza o colores,
tú te la juegas si andas diciendo lo que tu piensas
al hombre bueno le ponen precio a la cabeza.
Y los que andan de cuello blanco son los peores,
porque además de quemarte se hacen llamar señores,
tienen amigos en altos cargos muy influyentes
hay algunos que hasta se lanzan a presidente.
Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...