Thursday, July 30, 2020

Falto yo

Yo




Escribo retazos por todas partes,
en uno, dos, tres cuadernos
en todos falto yo
el fuego de siempre, este largo suspiro
que no logro entender. 
Ni en mi tinta, ni en mi llanto, 
ni en esta carcajada.
¿En dónde estoy? ¿Para qué soy?
¿En qué lenguaje me expreso?
¿Qué viene ahora?
Con mis inquietudes, 
mis desafíos de justicia 
He sido prófuga,
domadora de tantos espejos
hurgando en cada historia para nombrar la mía 
el sello de cada mujer que soy
en sus retratos, en sus formas
pero he tenido miedo
de caminar tanto en el sentido equivocado
que ahora emprendo otro viaje, 
pesado, difuso, en el que solo quiero recogerme
Está bien no decir nada 
Está bien callar 
Está bien hacer silencio 
pensar que nadie más está aquí 
que no se puede
que no es el tono
que me gritas, que me dejas sin habla
que quieres de mi libertad 
que me retiro
que no me gusta así 
que yo no soy yo
que no estoy
que no viene bien
que quién soy yo
A veces soy esto. 

Tuesday, March 24, 2020

Suficiente


De Macagua nacen enredaderas de algodón. Suben hasta el cielo como toboganes de luz. El sol no se apaga, ni cuando una estampida de nubes se agolpan en esta pared del sur. Quiero detener el momento. Saltar sobre estas aguas, flotar ligero, ahogarme en esta brisa de diciembre 2019. ¿Cómo es el futuro? ¿De qué color es junio 2020? ¿Cuál es el rostro de una familia? Quiero desenredar cada nudo en mi espalda, cada centímetro que dejas… del que no estás y llenarme de mí. Estirar mis hombros, soltar los brazos, poseerte e iluminarme por dentro. Limpiar cada herida de este amanecer tardío, cada comparación absurda, cada duda adolescente innecesaria y perdonar. Perdonar que pude ser más fuerte, que pude ser más segura… porque mi existencia era suficiente.

Sunday, March 22, 2020

Cuarentena


Guayana


- Parece que a mí se me acatarró la salud. Desde las 3PM, fiebre, escalofríos y dolores. Ya estamos en la urgencia del hospital 
- ¿Está esperando que lo atiendan?
- Ya me midieron parámetros básicos. Fiebre, tensión y oxígeno disuelto en sangre. Ahora espero por el médico que decidirá prueba Si/No e ingreso Si/No
- ¿Qué tal?
- En cuidados Intermedios, hasta tener resultados. Aisladito.

Me escribió F de España.  Hace unas semanas que comenzó la quimioterapia, y en parte me sentí aliviada porque no estaba en Venezuela, donde no hay nada  y lo que se consigue son a precios locos pero en donde, aun así, no hay garantía de nada. Cualquier cosa puede matarte. Me escribió cuando en Venezuela comenzábamos la cuarentena obligatoria por la pandemia del coronavirus que, en un país como este, puede arrasar sin límites. Desde entonces despierto todos los días pensando que todo ha sido un sueño. Me cuesta asimilarlo, pero más cuesta más aún ponerle nombre a los miedos. Siento el abdomen contraído, los ovarios contenidos, tensión en el pecho… pero no he llorado. No puedo llorar.  En las noches pasa un camión de la Guardia Nacional, con otras cuatro motos oficiales, recordando por qué debemos estar en casa: “El coronavirus es un asesino silencioso”. 
He revisado todos los escenarios posibles. Repaso varias veces al día si he procurado todas las medidas para que mi familia este bien. Si tenemos suficiente proteína, si hay dulce suficiente para pasar la ansiedad, o si tienen datos para navegar en internet y pasar el tiempo,  pero nada de eso es suficiente. 
Me tiemblan las manos de vez en cuando y comienzo a encontrar un silencio que sabe distinto, y se escucha distinto. Es otra clase de exilio. La dimensión del tiempo, la jerarquización de los temores, el sitial de las alegrías y cuanto he decidido materializar.  No tiene sentido. Estoy acá y no quiero salir. Lo tengo todo aquí. 

Tuesday, July 02, 2019

Un pasadizo

Yo no temo. Aunque tiemble, estoy en este nuevo pasadizo a mi vientre. Todo eso me recorre mientras intento juntar retazos de lo que voy siendo a ver si finalmente coincidimos fuera de este sexo. Me recorren estos puños cansados de contener y este cíclope que nos hemos vuelto. Me recorren fragmentos de rabias que no dije. Me recorren las posibilidades desde aquel junio de 2015 en que decidí lanzar dados a ver qué pasaba. Y pasó. Ahora que estás en mí te siento recorrerme. Un tobogán por el que resbalan los planes, ese testarudo sueño y esa inmensa necesidad de no nadar contracorriente. En esto no. Quisiera retenerte entre este espacio de mi piso pélvico y este nuevo descenso en el que voy cayendo, pero voy cayendo y esto es, en fin, una caída. Te tengo ahora en mi canal angosto.

Sunday, April 21, 2019

Aquí va



De un intercambio con mi querido Alexis. 

Sé bien que más vale leer en estos días, que mil páginas que escriba. Pero necesito escribir. Dicen que es un ejercicio útil para ordenar ideas y, en mi caso, para sentir que el paso del tiempo, de mi tiempo, tiene su propio registro. Es una nostalgia babosa con la que aprendo a lidiar desde que tengo uso de razón. Te habla la que conserva una caja con cartas de amores adolescentes. Cartas como las de César. De Manuel. De Anthony. De Jorge. En fin, gente con la que en algún momento pensé que tenía sentido compartir las horas y enamorarme, así fuese por horas. No sé si me entienden, como tampoco sé si en algún momento me deshaga de ellas.
Tengo casi 34 años y aquí estoy, esperando un mensaje de whatsapp que no llega desde hace casi una semana. También estoy esperando un mensaje epílogo para este fin de semana largo con nombre de poeta que no planeé, pero al que llegué por la fuerza de la corriente de la procastinación de la que intento curarme.
Entonces tú, muchacho nuevo, tienes que saber: lo único que sé es que no quiero hacer daño aunque suene cliché. Quiero desparramarme con la misma intensidad con la que estos días una Venezuela convulsa nos golpea.  Tengo a mi cuestas una trio de proyectos que he llamado la base sólida de mi vida laboral. Estoy, palabras más palabras menos, vaciando concreto entre cabillas a ver si, este momento de mi vida, puede llamarse de consolidación profesional. Es una de mis pocas certezas. No me culpo. Vivo en un país en el que la incertidumbre es nuestro mayor superávit.

Monday, October 15, 2018

Un huracán de nostalgia

He regresado a una ciudad que huele a tristeza y su  tránsito se parece al de esos pueblos de paso donde la gente te mira con cierto aire de nostalgia y resignación. La hierba crece a sus anchas y nada ni nadie la detiene… porque no estamos. No sé si esta es una ciudad que desconozco, o si lo que yo recordaba era una imagen tramposa de una ilusión acabada. Han pasado dos años de aquel momento en que partí de mis sombras en un país que me cuesta cada vez más sujetar, y que ya no puedo ignorar. Estamos acechados por una jauría de espantos que ya no saben qué llevarse de estos cuerpos  calientes que se niegan a morir.
Ahora extraño hasta el calipso que nunca amé, el sonido de las locomotoras transportando el mineral de hierro, el grito oriental de un colector de camioneticas en pleno centro de Alta Vista o el olor a carne en vara en ese camino al río Caroní. No hay nadie y mi auxilio rellena el silencio. Somos un resto de gente en cola en búsqueda de cualquier cosa: efectivo, pasta importada, huevos baratos, arroz en un comercio chino y saqueos organizados. Somos, también, un tumulto de testarudos.
Me pregunto si he venido aquí en otra especie de huida, como un muro de contención  a lo que puedo ser desde mis entrañas. Una bulla, un desorden, un cuerpo sediento, unas manos cariñosas. Me arden los labios, la piel y a veces me fundo fácil en un abrazo de gente que apenas conozco.  Estoy queriendo llenarme de todas esas ausencias que ahora podemos tocar. Están en todas partes. En diminutas pantallas de whatsapp, en un café desolado, en rostros que vas reconociendo, en este huracán de nostalgia que no nos mata. Entonces estás tú con tu sonrisa tímida al otro lado de un puente que ya no sé atravesar.

Friday, June 29, 2018

Ciertos deseos

Malecón de San Félix, estado Bolívar



He venido aquí desde otras latitudes y mi libertad parece que nace en el espacio entre la palma de tus manos y mis caderas. En mi cuerpo de plastilina,  en la estrechez de tus brazos haciéndome cuna, en la yema de tus dedos en el borde de mi cintura.
Pero he venido sola a encontrarme por estas guaridas y llegamos acá al término de una noche sin iluminación. Me pierdo tantas veces en estos labios, o los otros, en verme siendo feliz a un son cubano, sintiendo tu mirada, sintiéndote a ti o a cualquiera mirándome con avidez infinita, trayendo a ti mi cabello o derrochando cada deseo de este cuerpo extraño.
 He pensado que eres varios, que no eres tú sino el retrato de alguien con quien no me encuentro por alguna razón. No lo sé. Este texto lo escrito a pedazos. Como una confesión y luego he querido que sea como una carta de despedida, de esas despedidas que tantas veces nos hemos prometido. En el borde este abismo, como te he escrito tantas veces, quizás no seas tú. Quizá sea esta mezcla de escasas libertades, de sobrevivencia infinita, de terror con el que lidiamos a diario de que le ocurra a alguno de los nuestros las miles de probabilidades que son posibles en este país… nuestro país.
Estoy en mi propio exilio. Una especie de destierro que he querido transitar para ordenar mis pasiones, y esa forma oscura de que terminemos siendo, lamiéndonos los dedos en esa calle oscura de vuelta a casa.
Y aquí, donde he decidido guarecerme, asaltan otras pasiones y el deseo enorme de abrirme en ti.

Tiembla


Me reencontré con dos aguas

Tiembla a veces como 
la luna salta en el agua... 
Revienta el sol, 
dame una sombra. 
Quédate a cuerpo entero 
en este encuentro.

Friday, May 25, 2018

Una forma callada

"El pueblo tiene hambre".


Te veo maltratarme en el espejo.
Has dado vueltas alrededor del teatro, torturándome. Y hoy me ha dado por recordarte. Lo hago ahora que camino pendiente abajo hacia Plaza Venezuela.  Unos muchachos comen basura y el perro de ese señor barbudo, de bastón, está echado justo en ese lugar de la acera que me cuesta esquivar. Voy pensando en ti y en el maltrato en ese espejo. Voy sonriendo frenéticamente porque estos días han sido malditos y me cuesta asimilarlo todo. Las cuentas, las miles de transacciones que se requieren para vivir, el silencio en el metro, los cuerpos tristes y también la extravagancia de la ignorancia. Pero yo voy pensando en ti, en tu sonrisa malévola, en tu desprendimiento, y en esa obstinada forma de dejarme una y otra vez.  Yo en realidad tiemblo y sonrió para disimular que estoy ansiosa, que tengo miedo, que te quiero cerca, y que tengo miles de argumentos para justificar que este momento no debería ser. Pero estás en el espejo de una habitación barata en el corazón de un suburbio al que nunca pensamos venir. Hace tiempo que no nos vemos y has aparecido hoy, en este día funesto de fin de año en el que el precipicio se ve tan nítido o ¿tú lo has acercado como una excusa?
Vivo en Venezuela y eso es decir bastante en 2017.
Quizá por eso me ha dado por recordarte, porque hoy necesito del cinismo de ese espejo, de tu verticalidad venida a menos, de tu arma enfurecida y de tus tactos finales. Hoy que todo parece absorberme preciso de ese aliento fugitivo y de la destreza de tus manos que seguro no volveré a ver.
Nos ha dado vértigo otras veces antes que decidieras desaparecer. Yo imagino (con frecuencia) que te veo de lejos, como otras veces, y se me alborota la vista, el estómago. No es un inusitado encuentro, es la forma callada de extrañar la libertad.

Monday, January 01, 2018

Voy

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No me siento absuelta, ni definitiva. Cada día ha sido como un tropel de asuntos pendientes atornillándome, como aquellos días previos al viaje. He querido hundirme mil veces porque ha sido la cara más visible de mis miedos, como asumo se sienten quienes asisten a escuchar lo que pensaron serían sus minutos finales. 
Y los tengo, a los miedos, dos o tres, multiplicados y muchas veces diluidos entre decenas de listas en una agenda que nunca cumplo.
Quisiera definir mejor estos viajes, pero no lo sé. Es una mañana de esas en la que amanece más temprano y he escrito esto por partes, fragmentariamente como – parece – hacen sido mis últimos 17 meses. Podría llenar páginas enteras como un collage . Es una de esas mañanas en las que amanece con flojera. El sol apenas calienta llegado al mediodía en este sur.  
La mañana es una resaca de ideas sueltas sobre el presente. También sobre el futuro que aparece como flotando sin conectarse. Es la embriaguez del 5 de enero, otro cinco de enero que simula un final. 

Enero 2017

Saturday, April 15, 2017

Este jardín y sus mariposas

Una flor amarilla
Me arde el pecho.
Sonrío
           tocando tus labios
que son blandos como los míos,
un puente a parajes olvidados
un receso.
Y quiero juntarte
 con los ojos
 con las manos
Arrollarte en cada suspiro,
                                           en cada mueca alegre e involuntaria.
Arropar el deseo con incandescencia, trepar tu cuello,
perforar tus ojos…
                             que parecen míos.

(Silencio. Yo respondo)

Enmudecerme al borde de tus parpados,
resbalarme en tu lengua, 
así...
        cliché.
Perpetuar el sobresalto
y  recuperarme cuando pase el aguacero.

¿Te he dicho que hay periplos en tu garganta?
Ungida
Paciente y funesta.
Parece un precipicio de cosas
que no me atrevo a nombrar.
Que no me recupere,
                                 dices.
No me guardo
ni se guardan
                     en el vendaval
este jardín y sus mariposas.

Friday, April 14, 2017

Extravío

Caracas, en la vía
Persiste el extravío de estos labios.
Mi búsqueda infecunda tiene afiladas roturas.
Esquivo el filo, miro este pasillo
Vidrios rotos, muchos, se cuadran al acecho
No te nombro
y en otras aguas, menos caudalosas
tu sombra aparece pero no nubla
¿A quién busco? ¿En qué me convierto?
En un mensaje titilante de madrugada, en una excusa, una concesión que caduca en este país emancipado. 

Thursday, April 13, 2017

Tendrá que ser así

Caracas, vista hacia La Previsora

Sinuosos tiempos, estaciones, caminos que nos tocan,
propicios para el heroísmo más completo
o para guardarnos como cautelosos erizos.
Tempranamente fuimos aventados
al margen de las cosas más simples y necesarias,
clavados con alambradas alrededor de nuestra sangre
y candados en la boca para oscurecernos.

No tenía remedio
la vida atada a lo melancólico.

Terribles días.

Pero recoge las páginas
donde los enamorados escriben cortando con navajas,
revisa los libros,
busca en las grandes piedras talladas y en los manuscritos del mar,
desde Gutenberg hasta las dos declaraciones de La Habana
busca, acumula, reúne, clasifica,
sal a la calle con balanza y metro, pesa y mide
blanco y negro, amor y olvido, agua y fuego,
filo geográfico y campana celeste.

Al final todo más claro.
Bañamos nuestra cabalgadura sólo una vez en aguas del mismo río.
Camina a paso de monte y hasta amigo del viento
que llevará los pesares al sitio de tu arrebato.
Que los solitarios no te enfaden, pero resuélvete en multitud.
Habla lo necesario con la gente sencilla
y a su lado vive con ardor.

A los soberbios embóscalos, tírales por mampuesto.

Sin nada tienes llénate de coraje y pelea hasta el final.

No te amargues.

Agarra a la amargura por los cuernos y rómpele la nuca
y si la muerte te señala, sigue cantando
y en el primer bar que te encuentres pide un trago de viejo ron
y bébete la mirada de la novia y bébete su risa
y la proximidad de su cadencia y el saludo de su cabellera.

Bébete la vida.

No hay que dejar que el camello de la tristeza
pase por el ojo de nuestros corazones.

Victor Valera Mora

Saturday, March 18, 2017

Al partir


Sobre esos preludios

El agua cae  por una tubería rota y simula una llovizna. Golpea en el suelo de una azotea, y el sonido retumba entre estos cuatro edificios. Toda la noche creí que llovía, que apenas era una llovizna de esta despedida de octubre. Buscaba una simbología para cerrar ciclos, no me son fáciles pero una vez que he puesto el punto no hay giro que valga.
Era, hasta hace poco, motivo para sentirme orgullosa.
Mas pasan los días y no termino de afinar este ciclo. Lo que podría ser, las coincidencias que he repasado una y otra vez sobre este ciclo me entusiasman y me agotan.
No me arrepiento de nada. Lo he dicho cantidad de veces, no sé si para persuadirme de que más vale el riesgo que la duda. Pero hoy, en esta noche ficticia de lluvia, hubiese preferido otro riesgo. No es poca cosa.

Tuesday, February 28, 2017

Un mes

Llueve. No sé si es propio de los finales de febrero, pero llueve y me parece extraño. He estado leyendo desordenadamente, como siempre y he logrado terminar una historia entrañable. C y yo hemos tomado un libro para atraer el sueño. Pienso en este comienzo de marzo: sus oportunidades y el hilo narrativo que no encuentro.

Son menos los miedos a los que me enfrento que hace un año cuando hice este mismo viaje, con otros propósitos,  y pensé que quizá este era el lugar adecuado para despejarme. Aquí estoy, un año después, caminando por las mismas calles donde me atreví - en esta última serie de atrevimientos que me permito- a encontrarme con otros y despojar mis dudas en otros encantos.

En este brevario me he enfocado en un proyecto, una idea y la visualización de algunos roles. He comenzado a disfrutar la cocina con los dos sartenes, una olla, la incertidumbre sobre la llegada del agua y la compañía de una estación de radio. Mezclo ají, cebolla y ajo, y esos olores me trasladan a un pasaje de la cocina que busco,  mi propia sazón y eso es, como diría M, alegórico.

Me exploro de distintas maneras. No me privo. Lloro menos y parezco más relajada con lo que se espera y en el fondo, aunque no tengo todo lo que quisiera, me siento en el ritmo correcto, aún con sus histerias mensuales y los ahora, cada vez más breves, temores de perder. He comenzado yoga, otro libro cuyo título – oh, sorpresa – es sobre el amor, y también sobre la manera de relacionarnos con otros.

Las materias pendientes son muchas, pero este es el saldo de un mes que parecen muchos. Hace unos 28 días apenas podía dormir. Me paré tantas veces a contemplarte mientras dormías, pensando que quizá aquella manera de verte podría transformarse, ahora sí, en este lapso. Entonces pensaba que era una especie de despedida, en muchos sentidos, en todas sus formas, y ojalá de una etapa que no deja de llamarse nostalgia.

No lo sé. Aún no sé qué es esta lluvia en este preludio de marzo. 

Monday, November 28, 2016

Después de la lluvia

Vamos a apagarnos hasta que se vuelva infinito
Hasta que la lluvia halle su lugar y nos remueva los escombros
Vamos a apagarnos hasta que se muera tu encanto
Antes que caiga el puente y te robe la herencia
Antes que de tanto escándalo me transforme en el silencio después de la lluvia.
Abril, 2016.

Saturday, November 05, 2016

Sobre el olvido


Dice Alberto Salcedo Ramos:

"Quien presume de haber olvidado a alguien, no ha olvidado. Olvidar es lo contrario: desterrar sin darse cuenta. El olvido es incompatible con el alarde". 

Friday, May 20, 2016

En un suspiro

Estamos en una cuenta regresiva que aspiro sea fecunda. Cada milímetro de esta distancia es un esfuerzo, y en ella pongo toneladas de palabrería para no decir lo evidente.  Y en esa distancia procuro dormir, mecerme en un cojín de recuerdos, congelar cada memoria y quedarme allí hasta que despierte… hasta que despertemos. 
No hay fecha para despertar y el tiempo transcurre espeso en esta sequía de abril. Me desespera cada día sin la aprehensión de tus brazos largos, sin tu sonrisa serena y tus ojos pequeños y redondos. 
En este lapso también procuro encontrarme sin ti. Prescindir de tus dedos y ahogarme en ese caudal de dudas que te hacen silente. Estoy en una cuenta represiva que simula una marcha al infinito, y tu nombre es un auxilio de cosas buenas: como que me tienes y te hundes en mí en un suspiro.  

Tuesday, November 17, 2015

Y conté el sueño en voz baja

Lo había soñado unos meses atrás. Amanecía. La madrugada era pegajosa,  fría y nos separaba una mesa de plástico barata blanca. Estábamos cansados, en la intemperie y en el fondo sonaba apenas una cortina musical a la que ya casi nadie prestaba atención.  
Hacía unas horas que lo que aparentábamos había muerto y solo quedaban restos en la sinceridad de la madrugada. Era una fiesta acabada que nadie se atrevía a terminar.
No estábamos juntos siquiera. Pensábamos, incluso, en otras personas, en el mar de dudas que nos asaltaban una década después o un período suficientemente largo como para que decenas de historias nos hubiesen arrastrado, como para haber hecho familia en ese huracán, pero allí estábamos. Coincidentes, como antes, agotados en la madrugada de una parranda que todos se negaban a terminar.
La conversación era infructuosa y cada detalle de ella parecía a esas alturas irrelevante. Nos separaba esa mesa blanca, un kilo de prejuicios y un silencio espeso, pesado como una toalla mojada y confuso en ese rápido recuento de episodios que siempre callamos.  Entonces nos alzamos levemente, con la parsimonia de un descubrimiento incipiente, colocamos los codos en la mesa y nos inclinamos hasta completarnos en un beso.
Era un reencuentro tardío que sonaba a por fin, a una vida de espera, a un puerto seguro, a final de camino, a revelación en la constancia y en lo sucesivo, también, a un coro de Handel. Todo lo que había sido hasta entonces parecía nublado, como si este episodio breve se llamara felicidad.

Entonces desperté. Escribí par de mensajes y conté el sueño en voz baja


La voluble tempestad de los corazones tórridos


Pedro Enrique Rodríguez en El silencioso vuelo de los peces.  
"Ver volar flores, flores de papel, diminutos confetis de colores. Confundir entre ellas los resultados más inquietantes de los exámenes de laboratorio. Las sentencias de divorcio. Las citaciones. Las facturas. No era una mala idea, después de todo. De pronto, algún impulso podría hacer sentir las ganas de dejarse caer.  Caer sobre flores plásticas una y otra vez. Con los brazos abiertos".
La voluble tempestad de los corazones tórridos


Sunday, November 15, 2015

Y cuando vea que vienen las sombras...

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Nombrar

Estoy repleta de ti
somos cóncavos.
Nos enlazamos enseguida, 
el mismo llanto
la absurda claridad de unos días
se ahoga en tu cuello.
Detesto las palabras cuando me toca
nombrar… nombrarte, 
definirte
no quiero nombres.  
Tengo al Caroní en el horizonte
y a ti en la espalda
Me siento repleta. 

Falto yo

Escribo retazos por todas partes, en uno, dos, tres cuadernos en todos falto yo el fuego de siempre, este largo suspiro que no...